En este 1º de
Mayo, llenos de optimismo revolucionario, saludamos al proletariado
internacional, última clase de la historia, quien tiene la tarea histórica de
emanciparse de sus opresores al mismo tiempo que libera al conjunto de las
clases oprimidas y explotadas; saludamos al proletariado revolucionario,
vanguardia que mediante su partido tiene la irrenunciable tarea de conquistar
el poder político en cada país y conducir a la humanidad hacia el amanecer rojo
del resplandeciente y dorado comunismo.
Saludamos
también a las masas revolucionarias de cada país, a los miles de combatientes
de los destacamentos de este ejército guerrillero internacional; saludamos a
los militantes, cuadros y dirigentes comunistas que día a día bregan, combaten
y resisten poniéndose a la cabeza de las masas avanzadas.
Honramos
también, la memoria de los caídos, de aquellos que conscientes en la necesidad
de regar con sangre las ideas no temieron sacrificarse para que ellas
florecieran en el pueblo; honramos a los comunistas que pagaron con sus vidas
la cuota de sangre para hacer fértil la tierra en la que la siembra roja hará
inevitable una cosecha revolucionaria.
1. Situación
internacional:
1.1 La colusión
interimperialista es circunstancial y relativa, la pugna absoluta
Se agudizan las
contradicciones interimperialistas
El imperialismo
yanqui, continúa siendo superpotencia hegemónica única, y como tal extiende sus
tentáculos a todo el orbe, de forma cada vez más militarizada, sin respetar la
propia institucionalidad jurídica internacional que ha levantado, sembrando
guerras, aplicando genocidio, todo para asegurar su descompuesta y decadente
condición dominante. En este afán, el imperialismo estadounidense quiere
engullir a Rusia, la cual, debilitada y sin poder reponerse trata de resistir y
conservar sus posiciones en lo que considera su propio patio trasero.
EEUU necesita
incrementar su dominio político y militar sobre el planeta para sostener su
desfalleciente economía. Esto último no es óbice para que las demás potencias
imperialistas sueñen con reemplazarlo y convertirse en los próximos gendarmes
del orden mundial. Alemania, Francia, Japón o Inglaterra sueñan con
constituirse en superpotencias y ser cualquiera de ellos el próximo Estado
imperialista hegemonista a nivel mundial.
Por su parte
Rusia, pesar de su caída económica con el desplome de la URSS
socialimperialista, ha mantenido su condición de superpotencia atómica y con
Putin a la cabeza ha venido haciendo vanos intentos por recuperar la posición
que en algún momento alcanzó con Jruschov y sucesores en la URSS usurpada y
convertida en socialimperialista tal como en los delirantes sueños de la Rusia
zarista.
Rusia no se ha
recuperado, Putin a la cabeza de los monopolistas rusos intenta conservar las
zonas de influencia que aún les queda, para ello ha intentado levantar la
imagen de un país con un destino manifiesto en la zona, cuestión que no es
nueva. Lenin en su lucha contra la monarquía zarista acusaba “el chovinismo gran ruso y paneslavista”,
denunciando también que Rusia se había transformado en una cárcel de naciones.
El caso de Ucrania es un ejemplo de la disputa interimperialista, EEUU ha
ganado terreno en una zona reclamada tradicionalmente por Rusia. En último
término es una agresión contra el proletariado, las masas y nación ucranianas
por parte de los imperialistas y sus lacayos en el país.
A propósito de
la intervención rusa en Ucrania nuevamente se escucha la monserga de que Rusia
quiere de regreso la URSS, pero es necesario hacer una profunda distinción. Lo
que cayó en la URSS en 1991 no fue el socialismo, sino el socialimperialismo,
cayó un régimen de carácter socialfascista y fue reemplazado por otro de la
misma catadura. El socialimperialismo soviético se sacó la máscara y al fin
dejó ver su rostro de imperialismo descompuesto que había sido comandado por el
podrido revisionismo restaurador del capitalismo. Esta URSS no tiene nada que
ver con la URSS de Lenin y Stalin, la que derrotó al nazifascismo y construyó
el auténtico socialismo hasta 1956.
El
socialimperialismo chino viene desarrollando su aparato militar y sueña con
fortalecerse desafiando a Japón y al propio imperialismo yanqui, o bien en
medio de colusión con ellos compartir el reparto de los países oprimidos. Que
la pugna sea absoluta lo demuestra como también China se colude con Rusia para
actuar en Síria, Irán o Venezuela. Colusión y pugna, principal pugna, entre los
distintos imperialismos. Sin embargo ni Rusia ni China alcanzan la capacidad
militar estadounidense.
Las
contradicciones del imperialismo yanqui con Francia e Inglaterra, o la
contención que practica sobre China indica lo que ya advirtiera Lenin como
característica del imperialismo en sus primeros tiempos, rasgo que hoy lo
encontramos varias veces más agudizado; al respecto señala en 1916: “Es indudable, por consiguiente, el hecho de
que el paso del capitalismo a la fase de capitalismo monopolista, al capital
financiero, se halla relacionado con
la exacerbación de la lucha por el reparto del mundo.”
Lenin expuso
con exactitud científica la tendencia de desarrollo del imperialismo y la base
material de la contradicción interimperialista y de la contradicción principal
entre imperialismo y naciones oprimidas. Escribía Lenin lo siguiente: “Cuanto más adelantado se halla el desarrollo
del capitalismo, cuanto con mayor agudeza se siente la insuficiencia de
materias primas, cuanto más dura es la competencia y la caza de las fuentes de
materias primas en todo el mundo, tanto más encarnizada es la lucha por la
adquisición de colonias.”
Barak Obama es
prueba viviente de que el imperialismo solo siembra disturbio y cosechará
fracasos hasta su ruina total. El oportunismo y el revisionismo intentaron
sembrar la ilusión de un presidente norteamericano de nuevo tipo, que traerían
la paz al mundo además de una nueva era de prosperidad. No debía caber la menor
duda que Obama es más de lo mismo, tal como a los Bush o cualquier otro, son
hijos del mismo estercolero; todos ellos siguen cumpliendo las mismas tareas:
reimpulsar una economía imperialista que se debate en su crisis última y final;
llevar adelante la contrarrevolución golpeando al movimiento obrero y popular
de todos los países y principalmente acabar con las luchas armadas de
liberación nacional y las guerras populares.
Hoy, cuando los
preparativos de una tercera guerra mundial imperialista se muestra más patente,
resultan proféticas las palabras de Lenin dichas hace 100 años respecto a las
tareas imperialistas: “La lucha por los
mercados y por el saqueo de países ajenos, el afán de reprimir el movimiento
revolucionario del proletariado y de la democracia en el orden interno, y el
afán de engañar, dividir y aniquilar a los proletarios de todos los países,
lanzando a los esclavos asalariados de una nación contra los esclavos
asalariados de otra, en beneficio de la burguesía: ese es el único contenido
real y significación de la guerra.”
1.2. El sistema
imperialista en su crisis última
Ya en el
Manifiesto Comunista se explicó la naturaleza de las crisis capitalistas; hoy
cuando el sistema capitalista se ha transformado en sistema imperialista,
contra los “sesudos” pronósticos de las burguesías monopolistas, este sistema
sigue produciendo crisis cada vez más profundas.
En este sentido
el imperialismo yanqui (principalmente) hace 6 años desenvuelve una crisis
económica de forma ininterrumpida. En incontables ocasiones los necios del
imperialismo han decretado el fin de la crisis y el comienzo de la
recuperación. Sin embargo lo único con que nos hemos encontrado es la
profundización de esta crisis, tal que ya no queda otra cosa que la guerra interimperialista
o bien el brutal saqueo a las semicolonias.
Una importante
tesis del Presidente Mao Tsetung sostiene que el imperialismo es un tigre de
papel, parece poderoso pero realmente es el pueblo el poderoso. Pero además,
sostuvo que el imperialismo sería barrido de la faz de la tierra en los próximo
cincuenta a cien años, esto en medio de guerras de agresión y guerras
revolucionarias.
Este año se
cumplen 100 años desde el inicio de la primera guerra imperialista. Son cien
años de la primera gran guerra imperialista mundial, guerra que está
caracterizada por el termino del reparto del mundo, guerra por el saqueo de los
mercados y fuentes de materias primas, guerra por la explotación a destajo de
trabajo gratuito en colonias y semicolonias, guerra por mantención del atrasado
sistema feudal y semifeudal, y del capitalismo burocrático en dichos países. No
olvidar, sin embargo que también el gran Lenin constató que con la guerra
maduran las condiciones para la revolución.
2. Las guerras
de agresión: manifestación de las contradicciones entre imperialismo y naciones
oprimidas
Tenemos un
mundo dividido entre superpotencias imperialistas, potencias, y países
oprimidos. Opresión imperialista por dondequiera a los países coloniales y
semicoloniales, esto es, hoy, las naciones oprimidas.
En América
Latina, Asia o África, el imperialismo desenvuelve guerras de agresión. África
es un triste ejemplo de esta situación. Tanto Francia como Inglaterra o
Alemania, han aumentado su intervención. Incluso en Centroáfrica se planea una
intervención conjunta. China viene ampliando su radio comercial y no pretende
quedarse atrás en este nuevo reparto.
Las guerras de
agresión y los genocidios no han parado en las semicolonias; el imperialismo
cada vez más militarizado muestra más la falsedad de su promesa de “paz y
prosperidad para el mundo”. No puede concretarla porque sería ir contra su
propia naturaleza bestial. El saqueo y reparto de las colonias y semicolonias
tensa la situación internacional. Los distintos imperialistas, para capear las
crisis presionan y pugnan entre sí por un nuevo reparto del mundo.
La opresión
imperialista a los países oprimidos coloniales y semicoloniales se ha hecho más
aguda. Las invasiones basadas en las propias leyes imperialistas tienen en la
más absoluta bancarrota a la ONU y al contrario adquiere más peso la acción
militar directa cínicamente conceptualizada como “defensa activa”.
Las exigencias
del FMI, del BM, OMC son cada vez mayores para con los pueblos y naciones
oprimidas. Estas exigencias constituyen el programa monopolista para salvar
tanto al capitalismo burocrático en los respectivos países semicoloniales así
como también y, principalmente, salvar la desfalleciente economía imperialista.
Incluso esta crisis debe exigir a las propias masas de los países imperialistas
más y más medidas de austeridad. ¿Dónde quedó el milagro griego, que fue del
despegue español, qué ocurrió con la prometedora Irlanda o el señero Portugal?
Los comunistas
estamos advertidos del modus operandi
del imperialismo yanqui, pero también de los otros imperialismos. Se coluden
entre sí temporariamente para hacer la guerra a un tercero, pero lo permanente
es la pugna, la disputa interimperialista y ésta también se manifiesta en las
disputas que se desenvuelven en las naciones imperialistas, sin olvidar que lo
principal en ellas es la contradicción entre imperialismo y naciones oprimidas.
Ejemplo de ello fueron la guerra de Georgia contra Osetia del Norte, la guerra
de Chechenia, la guerra de Afganistán en los 80 y ahora, la guerra de
Irak-Irán, las guerras de Bosnia y de Kosovo; ejemplo también es la situación
en África y sus “guerras civiles” incitadas por uno u otro imperialismo y
ejecutadas por uno u otro señor de la guerra.
3. ¡La rebelión
se justifica!
Hoy estamos
presenciando cómo las guerras de agresión se vuelven contra los propios
agresores. En todas partes el imperialismo siembra disturbios y cosecha
fracasos. Esto, porque aun cuando su promesa de estabilidad y felicidad busca
ilusionar a sectores del pueblo, tarde o temprano estos terminan por darse
cuenta de la estafa, del engaño. El imperialismo es experto en mentir, engañar,
estafar, falsear con el objetivo de mantener su posición hegemónica y asegurar
las ganancias monopolistas. No conoce límites en el cumplimiento de sus
ambiciones y no escatima gastos para emprender todo tipo de acciones a lo largo
y ancho del planeta, causando dolor y pesar en los pueblos y naciones oprimidas
del mundo. Sin embargo, sobre el imperialismo ya en 1948 advertía el presidente
Mao Tsetung: “Este enemigo tiene una base frágil, se desintegra internamente, está
separado del pueblo y sumergido en inextricables crisis económicas; por tanto,
puede ser derrotado. Sería un error muy grave sobreestimar la fuerza del
enemigo y subestimar la de la revolución.”
Pero la
opresión imperialista, sus guerras de agresión y su afán hegemonista van
provocando resistencia y combate. En pocas palabras nos reafirmamos en que la
opresión engendra rebelión. Esta situación agudiza la lucha de clases y va
colocando a la orden del día el problema de la violencia revolucionaria como
necesaria, justa, legítima e inaplazable respuesta. Junto a esto último, es de
cardinal importancia la dirección de dicha rebelión, la necesidad de resolver
los problemas que entraña una guerra justa, y estos problemas hacen la
diferencia sustancial entre la victoria de la revolución o su derrota temporaria.
Resolver estos
problemas es imposible sin un centro revolucionario que dirija esta guerra
revolucionaria de masas; sin un partido comunista, un partido
marxista-leninista-maoísta militarizado que dirija esta guerra como guerra
popular, sin todo esto, nada tendrá el pueblo y cualquier victoria será
imposible. Sin un partido comunista, sin un ejército revolucionario, sin un
frente único revolucionario, sin estos tres instrumentos fundamentales nada
tendrán el proletariado y el pueblo. Sin emprender la lucha armada, sin
establecer bases de apoyo revolucionarias, nada tendrá el proletariado y el
pueblo. Nada.
El imperialismo
históricamente ha utilizado a las masas y los sentimientos nacionales de éstas
para maniobrar en sus pugnas interimperialistas o bien para remover gobiernos
que no les resulten afines y serviles. De estas guerras nada bueno ha obtenido
la clase y el pueblo. Los movimientos de liberación nacional conducidos por la
burguesía o la pequeña burguesía no tienen perspectiva, entre otras razones por
el carácter vacilante de estas clases. Al contrario, los movimientos de
liberación nacional toda vez que han estado encabezados por el proletariado y
su partido han alcanzado importantes victorias que se han proyectado en el
tiempo, en particular, como fuerza motriz de la revolución proletaria mundial.
Sólo la
revolución democrática nacional dirigida por el proletariado y su partido
resolverá los problemas fundamentales de cada país que conforma las naciones oprimidas;
sólo mediante la guerra popular se destruirán los viejos Estados y las
relaciones imperialistas y semifeudales que amparan y se alcanzará la victoria
de dicha revolución; solo con violencia revolucionaria será destruido el
capitalismo burocrático en las naciones oprimidas; sólo con violencia
revolucionaria encarnada en guerra popular se establecerá nuevo poder en camino
a formar repúblicas populares de nueva democracia; sólo con violencia
revolucionaria, con guerra popular, se podrá pasar en avance ininterrumpido al
socialismo y de ahí mediante revoluciones culturales proletarias al comunismo.
Indudablemente el avance de la guerra popular en los distintos países será
desigual y según sus respectivas particularidades. En los países imperialistas
y capitalistas la revolución será socialista; el centro de la guerra popular
mundial son las naciones oprimidas de Asia, África y América Latina: los países
oprimidos que son base de la revolución mundial.
Las protestas
se han multiplicado por todos los continentes. En las potencias imperialistas
las protestas se han intensificado estos últimos años. La lucha contra las
medidas de ajuste económico exigidas por ejemplo en Europa por los gobiernos,
la Unión Europea y el propio Banco Central Europeo, han provocado masivas
protestas contra las unilaterales medidas de “austeridad”. Ante la creciente
protesta los reaccionarios han desatado la represión, medidas políticas de
corte fascista y leyes anti-populares. Es la lucha entre revolución y
contrarrevolución.
Las guerras de
resistencia se multiplican, sin embargo ahí donde no existen partidos
comunistas, estas guerras son utilizadas por una u otra potencia imperialista
en su pugna por repartirse y reordenar el mapa mundial. Estas guerras expresan
la creciente disposición de las masas a utilizar la violencia revolucionaria y
comprensión de que solo por esta vía es posible liberarse. Tarea nuestra es
pugnar por conducir a las masas, hacia el inicio de la guerra popular. Al
valorar la situación nos reafirmamos en que la revolución es tendencia
histórica y política principal.
4. Nuestra
perspectiva: iniciar y desarrollar guerras populares
Como nos enseña
el presidente Gonzalo enarbolamos y nos reafirmamos en la omnipotencia de la
guerra popular. Las guerras populares son medulares en la situación
internacional, en Perú, Turquía, Filipinas e India constituyen nuestros
bastiones, nuestras avanzadas revolucionarias, principalmente Perú pues ha
definido y aplicado lo más avanzado, esto es, el maoísmo como nueva, tercera y
superior etapa del marxismo-leninismo. Estos procesos han durado largos años,
atravesando sendos baños de sangres que la reacción a desatado, sus direcciones
han sido golpeadas no pocas veces objeto del aniquilamiento selectivo por el
enemigo. Sin embargo, las vueltas y revueltas, los retrocesos, los recodos y
los golpes asestados por la contrarrevolución abierta son incomparablemente
insignificantes al lado de las capitulaciones, traiciones y cambios de línea
como se ha pasado en Perú con la LOD capitulacionista y vivido en Nepal de la
mano del prachandismo.
Pero estos
reveses forman parte del avance general que se viene experimentando, avance
inscrito dentro de los próximos 50 a 100 años en que será barrido el
imperialismo de la faz de la tierra, dentro de la ofensiva estratégica de la
revolución proletaria mundial. Por más fuertes que sean las ofensivas
contrarrevolucionarias desatadas por la reacción y el imperialismo
(principalmente el yanqui), por más traiciones que el revisionismo (burguesía
infiltrada en las filas proletarias) logre o intente, la revolución es la
tendencia política e historia principal.
Nos encontramos
en una nueva gran ola de la revolución proletaria mundial. Las revoluciones en
cada país, han venido sorteando todo tipo de dificultades, los partidos
comunistas que impulsan las revoluciones, las organizaciones que bregan por
constituir o reconstituir, forman todos los destacamentos del ejército rojo
internacional.
Estamos en la
ofensiva estratégica de la revolución proletaria mundial. Las perspectivas no
pueden ser más brillantes. El porvenir es luminoso para los pobres y oprimidos
del mundo. Desde 1871, pasando por todo el Siglo XX, hasta lo que va
transcurrido del presente, se ha generado una gloriosa historia del movimiento
comunista y revolucionario mundial. Los más importantes avances vistos desde la
Comuna de París, hito histórico y político trascendental en el cual comenzó la
defensiva estratégica mencionada, nos señalan la importancia de la violencia
revolucionaria, pero también nos advierte sobre un peligroso enemigo.
5. El
oportunismo, el reformismo y el revisionismo:
pertinaces
aliados del imperialismo, enemigos a muerte del pueblo
La Revolución
de Octubre, dirigida por los bolcheviques tras largos años de infinito
sacrificio, lucha y preparación, es fruto de la violencia revolucionaria;
indudablemente que sin una justa y correcta dirección pueden producirse
derrotas como ocurrió en Alemania en 1918, en Hungría en 1919, más tarde en las
insurrecciones de Cantón en 1926, el levantamiento en
El Salvador en 1933, el levantamiento de Ránquil en Chile en
1934, el
levantamiento de 1935 en Brasil, o la lucha armada en Telengana-India en 1947.
Todas estas experiencias nos reafirman en la violencia revolucionaria. Pero
también nos enseñan la caducidad de las elecciones y el uso del parlamento como
táctica empleada por los partidos comunistas.
En este
sentido, no podemos ser indulgentes con los errores pues ellos también expresan
problemas de línea, en especial aquellos que representan el peligro del
revisionismo y de las líneas oportunistas de derecha, capituladoras, tal como
lo testimonió Grecia, España, Italia, Francia, Yugoslavia, Indonesia,
Tailandia, Birmania inmediatamente después de la II Guerra Mundial. Esto, por
mencionar algunas de las luchas armadas o levantamientos e insurrecciones armadas
dirigidas por comunistas a lo largo de los últimos 150 años. Es tarea de los
comunistas extraer profundas lecciones de los fracasos y errores; una de estas
lecciones es el revisionismo (en especial al interior del propio partido) como
peligro principal, y que por lo tanto lo debemos combatir indesligablemente del
combate contra el imperialismo y toda la reacción.
Ya lo
denunciaba Lenin, que el revisionismo es un peligro ante el cual no se debe dar
tregua en ningún instante. Tras sucesivas batallas ideológicas el
marxismo-leninismo-maoísmo se ha forjado en medio de la lucha contra las
distintas corrientes revisionistas y oportunistas en el seno del movimiento
obrero y comunista internacional. Ejemplo notable de ello ocurrió en 1963, con
la Carta de los 25 puntos, en la cual el CC del Partido Comunista de China con
el Presidente Mao a la cabeza denunciaba a Jruschov y la dirección del PCUS por
el abandono de los principios marxista-leninistas (tal como se suscribía en la
época) y advertía del peligro del revisionismo y la necesidad de combatirlo
implacablemente. Ya antes en 1960 la Declaración de Moscú advertía que el
revisionismo es el peligro principal en el MCI.
Nuestra
herramienta para combatir el oportunismo y el revisionismo es la lucha de dos
líneas tanto en los propios partidos y organizaciones comunistas así como
también en el seno del movimiento comunista internacional. Tanto más cuando en
la actualidad los revisionistas han adoptado como etiqueta el maoísmo, pero
siguen practicando el revisionismo. Indudablemente todo esto también se expresa
en las propias filas revolucionarias como desviaciones de “izquierda” y de
derecha, de las cuales debemos cuidarnos. Para ello debemos aprender a manejar
correctamente la lucha de dos líneas, la crítica y autocrítica, y la forja
ideológica; además debemos desarrollar permanentemente la formación teórica y
la educación política.
En periodos
como los actuales, adquieren notable vigencia las palabras de Lenin escritas en
1916: “La única línea marxista en el movimiento
obrero mundial consiste en explicar a las masas que la escisión con el
oportunismo es inevitable e imprescindible, en educarlas para la revolución en
una lucha despiadada contra él, en aprovechar la experiencia de la guerra para
desenmascarar todas las infamias de la política obrera liberal-nacionalista, y
no para encubrirlas.”
6. El MCI y la
necesidad de reconstituir la Internacional Comunista
La revolución
proletaria mundial, necesita de su vanguardia proletaria, necesita para
conquistar el poder de partidos distintos y opuestos a los partidos burgueses,
estos son los partidos comunistas, fuerzas-núcleos indispensables para el
triunfo de la revolución. Así mismo necesitamos no sólo constituir o
reconstituir partidos comunistas militarizados, sino que también necesitamos
reconstituir la Internacional Comunista que fundara Lenin en 1919. En esta
perspectiva, reiteramos la importancia de la lucha de dos líneas para mantener
la unidad del movimiento y el de los propios partidos en cada país en niveles
cada vez más altos.
A 150 años de
fundación de la Asociación Internacional de Trabajadores:
enarbolar y
defender la bandera roja del Comunismo!
En 1864 fue
fundada la I Internacional, creada en medio de tenaz lucha contra las
corrientes oportunistas del periodo, logró establecer los fundamentos políticos
e ideológicos del movimiento revolucionario que finalmente terminaron por
imponerse en la gran mayoría de los partidos socialistas europeos de aquel
entonces. Un breve pero ejemplar balance lo encontramos en las Base de Unidad
Partidaria del Partido Comunista del Perú:
“La Asociación Internacional de los
Trabajadores o I Internacional fue fundada por Marx y Engels en 1864 y en dura
lucha y aplastamiento de las posiciones anarquistas de Bakunin, establece que
es una sola la doctrina del proletariado: el marxismo. Lenin dice el papel que
cumplió la I Internacional es el poner las bases ideológicas de la doctrina del
proletariado. La Internacional se dividió y se imputó a Marx y Engels el haber
escindido, ellos respondieron que si esa división no se hubiera producido, la
Internacional de todas maneras hubiera muerto asesinada por la unidad poniendo
de lado los principios.” (PCP, 1987)
Ya antes, el
Presidente Mao Tsetung constató la capacidad de prenunciar de los fundadores de
la Internacional, y así lo hizo ver en 1957: “Marx y Engels, no obstante ser
dos personas solamente, ya en su tiempo declararon que el capitalismo sería
derribado en el mundo entero.”
Los avances hechos en el movimiento obrero revolucionario por la I y
la II Internacional (fundada en 1889 esta última) fueron sintetizados,
aplicados y desarrollados consecuentemente por Lenin, la Revolución de Octubre
es viva plasmación de ellos. Y como el oportunismo hubiera también llevado la
II Internacional a la bancarrota Lenin ha fundado la III Internacional, la memorable
Internacional Comunista.
Por último, no nos queda más que concluir la siguiente
declaración con lo sostenido por Marx y Engels en 1879:
“Al ser fundada la Internacional, formulamos
con toda claridad su grito de guerra: la emancipación de la clase obrera debe
ser obra de los obreros mismos.”
¡VIVA EL 1º DE
MAYO ROJO Y COMBATIVO!
¡ABAJO EL
IMPERIALISMO YANQUI! ¡YANQUIS, GO HOME!
¡ABAJO LA
GUERRA IMPERIALISTA! ¡VIVA LA GUERRA POPULAR!
¡GUERRA POPULAR
HASTA EL COMUNISMO!
1º de Mayo de 2014
Partido
Comunista del Brasil – Fracción Roja
Partido
Comunista del Ecuador – Sol Rojo
Frente
Revolucionaria del Pueblo (Marxista-leninista-maoísta) de Bolivia
Fracción Roja
del Partido Comunista de Chile
Asociación
Nueva Democracia Perú (Alemania)
Organización
Maoísta por la Reconstitución del Partido Comunista de Colombia