“…la reacción arribada al poder, no se conforma con conservar; pretende rehacer. Puesto que reniega del presente, no puede conservarlo ni continuarlo: tiene que tratar de rehacer el pasado. El pasado que se condensa en estas normas: principio de autoridad, gobierno de una jerarquía, religión del Estado, etc.”Mariátegui
El sistema de Estado en el Ecuador es de dictadura conjunta de la gran burguesía y de los grandes terratenientes, además de haber generado ese monstruo de explotación llamado capitalismo burocrático que tiene varias facetas y estrategias que desenvuelven las clases dominantes para seguir detentando el Poder. En el campo de la conciencia y sus formas de manifestación: la cultura, la educación, la política, las organizaciones de masas que comprometen a los sindicatos domesticados, las federaciones indígenas, la religión, etc., garantizan a las clases explotadoras la consolidación de sus ideas, de su lineamiento ideológico con la finalidad de neutralizar la revolución y mantener el status quo que les permita evolucionarlo a formas más complejas y últimamente con rasgos seudo progresistas. De igual manera, la democracia, las dictaduras militares, las constituyentes, han sido los sistemas de gobierno más utilizados contra nuestro pueblo en los últimos treinta años, pero la última frontera con la que cuenta el capitalismo y la reacción para salvaguardar sus intereses se basa en un andamiaje coercitivo que le posibilita el control de la sociedad y muy particularmente de las fuerzas revolucionarias, esto es la aplicación implacable de la violencia reaccionaria por parte del Estado y de sus estamentos organizativos o la corporativización de la sociedad de manera no cruenta en su primera fase. A este instrumento burgués lo conocemos como: fascismo.
Pero ¿en qué condiciones la burguesía y los terratenientes se ven en la necesidad de imprimir estos rasgos a la vía burocrática? La crisis del imperialismo no está aislada de los conflictos y contradicciones que desata en sus semicolonias, como es el caso del Ecuador, donde el imperialismo que más allá de su figura dominante en el escenario internacional ya pervive o subsiste en nuestras entrañas económicas también generando y transmitiendo crisis, y en el capitalismo burocrático se manifiestan de manera más compleja ya que el capitalismo entrelazado con expresiones feudales y semifeudales requiere de un proceso reconstructivo urgente y más complejo, porque además de generar contradicciones con su mentor: el imperialismo, también tiene la capacidad de profundizar las contradicciones entre el proletariado, masas con la gran burguesía; entre grandes terratenientes semi feudales con campesinos pobres y también al interior de las expresiones burguesas existentes(burguesía compradora, burguesía burocrática). Entones el fascismo responde a la crisis, es una necesidad de los estados en ruina que pretenden que ésta bancarrota recaiga sobre los hombros de las masas y hoy por hoy es un requerimiento del viejo Estado que sea la burguesía burocrática la llamada a evolucionar la semifeudlidad y el capitalismo burocrático haciendo uso del fascismo para su cometido.
Pero el fascismo no es únicamente una respuesta de supervivencia del viejo estado que está ligado unilateralmente de la crisis del imperialismo y del capitalismo mundial, se desenvuelve también como una respuesta al ascenso del proletariado y masas organizadas en su brega por desatar la revolución. Y este también es un aspecto importante del por qué el fascismo y las condiciones particulares que aplica la burguesía en el país.
El discurso del régimen por sostener que el “Estado debe servir al pueblo” considerando que el “el pueblo es el Estado” simplifica la esencia política-fascista del gobierno.
Es evidente la idea de desnaturalizar el concepto de Estado para mostrarlo como un instrumento con el que cuentan las masas para regular su convivencia y beneficiarse de su aparato que, bajo esta óptica está presto y destinado a resolver los problemas más acuciantes que tienen las masas, sobre todo aquellos que comprometen aspectos infraestructurales y de seguridad corporativa.
“Todo para el Estado”, y es obvio, cualquier iniciativa que parte del gobierno precisamente como administrador del viejo Estado es aplicada bajo cualquier vía, inclusive contraponiéndose a los preceptos constitucionales, Asambleas y demás organismos de control. De igual manera, el esfuerzo colectivo, entiéndase la mal llamada “sociedad civil” que se supone debe actuar como una masa compacta, sin contradicciones y que bregue en beneficio del viejo Estado soslayando del ideario la realidad objetiva de que la sociedad está compuesta precisamente por clases y que estas tienen intereses disímiles y antagónicos, y más aún, que el Estado no es de todos, sino un instrumento de dominación con el que cuentan grandes burgueses y grandes terratenientes para detentar el Poder.
“La clase media es peculiarmente accesible a los más exaltados mitos patrióticos”.
“La bandera de la Patria cubría todos los contrabandos y todos los equívocos doctrinarios y programáticos”
Mariátegui
Desde luego que este propósito de la burguesía burocrática va de la mano del control absoluto de los medios de comunicación que se vuelcan o son direccionados al manejo de la simbología Patria que aplica por todos los medios de eliminar los conceptos o posiciones de clase para vivificar posiciones nacionalistas aupadas con cánticos como aquel de “Patria, tierra sagrada, de honor y de hidalguía” , los mensajes públicos que vienen nutridos de una alta carga semiótica donde el manejo del tricolor, aspectos culturales, históricos son redundantes que tratan de obrar en la conciencia de las masas y que hábilmente nos “meten” en todas las versiones posibles y por todos los medios de información.
Es la clase media y muy especialmente la pequeña burguesía en alianza con sectores desclasados, revolucionarios domesticados, etc., los que nutren la fuerza principal del nuevo fascismo, otorgándole a la burguesía desde la perspectiva ideológica y con sus cuadros más avanzados los encargados de establecer el fundamento programático de su accionar.
Exacerban los ánimos patrióticos de las masas con un discurso nacionalista, antiimperialista y muy empeñado en temas como la defensa de la soberanía nacional, marcan los rasgos del fascismo tradicional. Se empeñan en sugerir que los problemas de “violencia social” última son consecuencia de los conflictos internos en Colombia que traspasan la frontera. Es decir, el tema soberanía trata de ser sostenido aún sobre los absurdos como negar el atizamiento de las contradicciones que tienen las masas con quienes detentan el poder y sus regímenes gubernamentales.
Los falsos posicionamientos del régimen en la agresión del gobierno narco paramilitar colombiano al revisionismo armado del las FARC en territorio ecuatoriano; los berrinches en defensa de dicha soberanía ante el comportamiento de las transnacionales petroleras, buscan simplificar el carácter o compromiso nacional en torno a la defensa del territorio y sus intereses.
No contento con estos magros delineamientos, el régimen propugna un mayor sacrificio de los “ciudadanos” por trabajar y comprometerse con la “construcción de la Patria nueva”, sacrificio que implica a partir de estos días comprometerse bajo “premisas maltusianas”, que las masas ejerciten de más y mejor manera la planificación natal, desdeñando de la vida cómoda y endosándole los males del país al absolutismo imperialista y a la burguesía compradora, “placentas” del mal. “El capitalismo no es malo, la forma como ha sido aplicado es lo negativo de ese sistema. El socialismo que regula el capitalismo es lo que requiere el país” sostiene petulantemente Correa.
Propio de los regímenes fascistas de vieja cuña, el régimen burocrático ensalza el “culto a la personalidad” de Correa. La reestructuración demanda de un “líder”, el inequívoco, algo así como el Führer criollo con ciertos tintes de bufón con la amarga tarea de “ridiculizar” a sus adversarios políticos. Además de la mano se apoyan en el Bonapartismo (C. Marx en El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, tipificaba a determinado régimen burgués que políticamente se muestra por encima de todas las clases, como su representante supremo que para beneficiar un sector de la población debe quitarle a los que más tienen), obrando como un legado mesiánico que cuenta con un “movimiento de masas” que gesta y desarrolla apoyo social al fascismo, mientras que el Bonapartismo se mueve “dadivoso” desde las esferas estatales.
La sustitución de los sindicatos de trabajadores, de organizaciones indígenas campesinas por organizaciones de corte estatal les permite corporativizar de mejor manera al proletariado y sus aliados para neutralizar sus luchas y reorientar sus esfuerzos revolucionarios al sostenimiento del proyecto restaurador.
Durante muchos años nuestro Partido vino desplegando un importante trabajo político al interior de algunos sindicatos del país, siendo el de los Trabajadores de la Salud uno de los esfuerzos más francos y claros del sindicalismo por transitar el camino y derroteros correctos. De la reivindicación salarial empezamos a establecer frentes de guerra políticos y de solidaridad con los demás gremios y organizaciones de trabajadores, solidaridad con los hermanos pueblos en lucha, especialmente con el pueblo peruano y su vanguardia revolucionaria, el PCP, que inclusive años atrás nos llevó a emprender con las acciones más importantes que ha impulsado el sindicalismo en los últimos 50 años como fueron la toma de la sede de la Embajada de México en el país, la sede de la ONU, del Banco Mundial en protesta por las medidas anti populares del régimen y la exigencia del no pago de la deuda externa, Ministerios del Trabajo, de Salud, inclusive tuvimos el acierto histórico de concretar la toma de Carandolet, SÍ, de la Presidencia de la República en el régimen entreguista de Mahuad mientras éste, en el interior del Palacio recibía las credenciales de la nueva embajadora de EEUU en el Ecuador. La acción fue contundente, la tropa policial y la escolta presidencial no pudieron detener el formidable despliegue de los camaradas, la noticia dio la vuelta al mundo por la audacia y decisión de los trabajadores. Todas estas acciones estaban acompañadas de huelgas nacionales, concretamente siete, también alimentadas por “mítines de sangre”, rebeldía total, etc. Desde luego, el sindicato estaba dirigido por maoístas y las bases de trabajadores acogían el maoísmo en Asambleas Generales con mucho optimismo de clase.
Hoy en día, a pesar de que seguimos sosteniendo férrea lucha contra las nuevas expresiones burocráticas del revisionismo en este sindicato donde el papel protagónico nefasto, reformista, oportunista del Partido Comunista del Ecuador (electorero, de corte guevarista) en alianza con sectores organizados de Alianza País y del MPD han plegado sindicalmente al régimen aún en términos ideológicos de manera descarada, arrastrando a los trabajadores a vivir la falsa ilusión constitucionalista, colaboracionista con la “revolución ciudadana” y con un comportamiento que los aproxima al “silencio de los corderos”.
Esa es otra de las estrategias del régimen, salir a la senda de las reivindicaciones del sindicalismo tradicional dando paso sin mayores contratiempos a los “contratos colectivos” amarrando o circunscribiendo las luchas de los trabajadores al plano meramente economicista para absorberlos en sus manifestaciones políticas.
El sostenido discurso “revolucionario” de la burguesía burocrática “atrae” a elementos de la izquierda para establecer sus bloques de composición social, pero también busca neutralizar el discurso e intención revolucionaria coherente, de clase, de toma de Poder a cambio del de reformas desarrollando y divulgando por todos los medios la posibilidad de una revolución pacífica donde el factor lucha de clases es simplificado a una mínima expresión: contradicción entre muy ricos y muy pobres, en el que aunar esfuerzos para salvar al estado que ha sido utilizado solo a favor de los “pelucones” (expresión recurrente de Correa para referirse a elementos de la burguesía compradora) y evidenciar que el Estado es de las masas y que basta no un partido sino un movimiento político de masas para establecer las condiciones organizativas de una revolución ciudadana (El último congreso de Alianza País determinó la creación del Movimiento). Desde luego, el proyecto de Alianza País trata de generar la idea de que entre la gran burguesía hay elementos positivos, honestos y sobre los que debe direccionarse el esfuerzo revolucionario, de cambio, es hacia la burguesía corrupta.
Entonces está claro que el problema de las contradicciones existentes en el país no es planteado desde una posición de clase sino de individuos, como si el argumento de la revolución debería descansar en el comportamiento moral, conductual de las personas y no en su filiación y defensa de clase, en este caso de quienes explotan y oprimen a los trabajadores y masas del país.
“Algunos disidentes del socialismo y del sindicalismo se enrolaron en los fasci aportándoles su experiencia y su destreza en la organización y captación de las masas. No era todavía el fascismo una secta programática y conscientemente reaccionaria y conservadora. El fascismo, antes también, se creía revolucionario. Su propaganda tenía matices subversivos y demagógicos. El fascismo por ejemplo, ululaba contra los nuevos ricos” Mariátegui
Nada, absolutamente nada hubiese podido materializar en sus propósitos reformistas y restauradores la burguesía burocrática si no hubiesen tenido el cómplice aporte de la izquierda revisionista y oportunista que en muchos de los estamentos gubernamentales tienen protagonismo y voz propia confundiendo, dispersando y castrando política e ideológicamente a las masas sobre el verdadero papel que deben tener los revolucionarios y muy particularmente el Partido Comunista.
La depuración de los aparatos represivos, entiéndase policía y FFAA buscan consolidar el proyecto fascista. Hemos sostenido que uno de los principales sectores burocráticos del país son las FFAA, y estimularlas, mejorar sus condiciones laborales-represivas, mejoras salariales, etc., propugnan la idea por un lado de fidelidad y por otro de ser garantes de este proceso. Desde luego, si no cuenta con este apoyo, el régimen difícilmente podría poner bajo observancia y regulación a la empresa privada cuyas actividades, bajo el formato fascista del régimen, demandan estar reguladas por el Estado.
Pero un movimiento fascista también debe contar con brazo armado que obre paralelamente a los aparatos represivos del estado. Además de los “Comités de Apoyo a la Revolución” que tratan de convertirse en la base de movilización de Alianza País y que en su construcción han tenido mucha relevancia el aporte de ex miembros de AVC, particularmente en la provincia del Guayas, en estos días el régimen anuncia la propuesta de conformar una policía civil, no adscrita a los aparatos represivos, que terminen con cierta concordancia con los Tonton Macoute (grupos paramilitares de François Duvalier en Haití, caracterizados por su comportamiento fascista tremendamente cruento, violento). En el país y bajo la égida de Jaime Nebot, la Policía Municipal obra bajo estas aberrantes premisas. El régimen demanda de su propia fuerza.
Una de las vías más expeditas para combatir al fascismo que en el país se muestra como estrategia de apoyo a la burguesía burocrática es el de golpear o contrarrestar la actividad del revisionismo que se muestra como puente entre la burguesía y las masas. Es el revisionismo el que organiza, politiza e imprime el factor ideológico de sustento fascista en las masas a jugar un papel totalmente ajeno a sus reivindicaciones más próximas al Poder y rescate del Capitalismo Burocrático.
Desde luego que esta estrategia de lucha no nos exime de la responsabilidad de combatir al imperialismo, a la dictadura burgués terrateniente, pero la lucha fundamental y el esfuerzo principal hay que direccionarlo contra el revisionismo, contra la izquierda electorera, oportunista y contrarrevolucionaria
APLASTAR AL REVISIONISMO ES APLASTAR AL FASCISMO
LUCHAR CONTRA EL REVISIONISMO ES LUCHAR CONTRA LA BURGUESÍA Y EL IMPERIALISMO
¡GLORIA AL MARXISMO LENINISMO MAOÍSMO¡
¡A DESATAR LA TORMENTA DE LA GUERRA POPULAR¡
A CONQUISTAR EL SOL ROJO DE LA LIBERACIÓN: EL COMUNISMO
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