Propio de una sociedad donde las relaciones de producción todavía están abordadas por expresiones feudales y semi feudales, las ideas que se gestan en la base, en la estructura se reproducen en el campo de la conciencia viabilizado por todo el arsenal con el que cuentan la gran burguesía y los grandes terratenientes para replicar, precisamente sus ideas y con ellas una carga ideológica alienante que le permita reproducir Poder en todos los ámbitos de la sociedad.
Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. Marx
Para los comunistas, la figura dominante del machismo es correlativa principalmente a los rasgos feudales que perviven en la sociedad. La extensión del régimen patriarcal ha tendido un manto histórico sobre el quehacer de las mujeres, de sus luchas, de sus expectativas y sobre todo del ser parte de una clase específica y que en determinados momentos de la historia ha cumplido roles protagónicos decidores y vanguardistas, no por su condición de género sino de clase.
Ya en la época de la colonia la presencia de la mujer en la lucha contra la feudalidad y los remanentes esclavistas era denodada y significativa. Para la burguesía y los grandes terratenientes la historia oficializada por sus intereses nada representan la figura de valientes y rebeldes mujeres que lideraron rebeliones campesinas, nos la plebe, por combatir el cruento régimen feudal de los grandes terratenientes apoyados por el oscurantismo católico.
Poco o nada significan para las clases dominantes los esfuerzos emprendidos por Gabriela Ninal Maysincho quién junto a su pueblo en San Felipe, Latacunga en 1771 se levantaron contra los obrajes del Marqués de Miraflores. Esta valiente luchadora murió en combate y su cuerpo fue expuesto durante varios días en la plaza como escarmiento para el resto de sublevados.
En 1777, conocida como “La sublevación de Cotacachi”, un grupo de mujeres reconocidas como “las cacicas” lideradas por Antonia Salazar, Antonia Tamayo, Petrona Pineda, Baltazara Méndez, entre otras, reconocían en la iglesia y el representante, el cura, como la expresión que alimentaba el sostenimiento y desarrollo de la feudalidad en su expresión más burda y cruenta. Dieron muerte al cura para luego atacar y destruir las viviendas de españoles y colaboradores criollos. Ese mismo año en Otavalo un grupo de mujeres que emulando a las “cacicas” de Cotacachi se lanzaron en feroz combate contra todas leas expresiones religiosas y del poder ibérico en la región. Dieron muerte al cura e incendiaron la ciudad. Una de sus líderes, María Pijal fue condenada a que se le rape la cabeza y las cejas, posteriormente a la pena de 50 azotes que le ocasionaron la muerte.
Bajo ese mismo impulso las masas se lanzan a combatir en Atuntaqui a los terratenientes y sostenedores de los obrajes. Venancia Gorvea y Bárbara Remache fueron sus “capitanas”. También sucumbieron ante la violenta arremetida del poder criollo-español.
Ese misma año, 1777, en Cayambe, los campesinos pobres continúan con esa ola de rebeldía de lucha por la tierra, siendo en esa ocasión Micaela Quascota una de las dirigentes populares campesinas que arremetieron contra curas, la iglesia y la expresión del gamonalismo feudal. De igual manera dieron muerte al cura y a representantes del gobierno local. Incendiaron sus predios. Materializado su ataque bebieron de la sangre del cura y bailaron su esporádico triunfo en torno a los cadáveres de sus enemigos. El odio de clase se manifestaba en su forma más pura y decidora.
A Micaela Quascota le raparon las cejas y el cabello y la condenaron a servir por vida en lo obrajes de Latacunga.
Posteriormente en Guano, Corregimiento de Riobamba, en 1778 Baltazara y Manuela Chuiza y Margarita Pantoja lideraron un levantamiento popular contra el Poder gamonal y religioso. Fueron ejecutadas públicamente como escarmiento el 17 de mayo de 1779 y sus cuerpos expuestos por varios días.
Ya en las luchas campesinas contra el poder ibérico y sus expresiones criollas de gamonales, Felipillos y chapetones, en Columbe, Corregimiento de Riobamba, en 1803, Jacinta Suárez y Lorenza Avimañay en un levantamiento popular contra el cobro de diezmos los campesinos y pobladores pobres se levantaron violentamente contra el poder colonial dando muerte a varios españoles y colaboradores criollos desatando, de igual manera, su odio de clase contra sus verdugos. En alguna medida emulando las prácticas de sus opresores, desmembraron los cuerpos de estos y los colocaron a la vera de los caminos para intimidarlos y tratar de neutralizar la contra ofensiva feudal.
La decisión con la que obraron estas vanguardistas de la lucha contra la feudalidad ha permitido el reconocimiento histórico al interior del movimiento campesino particularmente de la actual provincia de Chimborazo de Lorenza Avimañay y registrar en ella un portaestandarte de la lucha de los desposeídos por sus derechos y reivindicaciones.
Pero de la misma manera como nuestro pueblo tiene sus dignos representantes que se fraguaron en la lucha contra las clases explotadoras, la burguesía criolla y todo su aparato propagandístico ha pretendido simplificarnos sus heroínas con condicionamientos básicos: cultas, relevantes físicamente, combativas y que obviamente devenían de sectores nobles y que se incorporaron a las luchas por la mal llamada “independencia” como es el caso de Manuela Sáenz.
Es evidente que tanto Simón Bolívar como Manuela Sáenz emprendían con una revolución demócrata burguesa que procuraba soslayar del Poder feudal a España para yuxtaponer el Poder criollo sobre la misma estructura económica, social, política que mantenía la corona hasta fines del siglo XVIII e inicios del siglo XIX. Ni Simón Bolívar, “el liberador” consideró la posibilidad de la manumisión a los esclavos, y mucho menos Manuela Sáez, quien siempre estuvo acompañada de sus tres esclavas: Nathán quién se le “escapó” en Colombia, Jonatás y Rosa que le acompañaron hasta sus últimos días. La libertadora del libertador que no liberaba sino al Poder criollo respecto del dominio Español mientras que en su entorno además de feudalidad reproducía esclavismo.
Contrario a esto, humildes mujeres de nuestro pueblo bregaban y luchaban contra el enemigo de sus enemigos en las luchas mal llamadas de la independencia.
Desde la perspectiva de las masas, la historia de las luchas de nuestro pueblo se nutren y se embellecen con legados como aquél que nos dejaron aquellas mujeres conocidas como “las tres Manuelas”, Nicolasa Jurado e Inés Martínez, lojanas que junto Gertrudis Esparza, ambateña, se vistieron de hombres para poder hacer filas no como “guarichas”, “seguidoras”, “rabonas”, “soldaderas”, “voluntarias” o “juanas” (como se llamaban a las mujeres que seguían a sus hombres en los combates) sino como combatientes que aportaron valientemente en las batallas, entre ellas la de Pichincha y Ayacucho.
De todas maneras son innumerables los verdaderos ejemplos de participación activa, militante y combativa de las mujeres en las luchas del proletariado, del campesinado y pobladores pobres por tratar incansablemente de enterrar todas las manifestaciones de opresión y oprobio.
Del burdo intento por recrear la revolución demócrata burguesa en 1820 hasta mediados de siglo pasado, el aporte de la mujer ha ido de la mano del rol en la producción, activando de manera más contundente su participación en la lucha de clases.
"Las mujeres como los hombres son reaccionarias, centristas o revolucionarias, no pueden por consiguiente combatir juntas la misma batalla, en el actual panorama humano, la clase diferencia más a los individuos que el sexo." Mariátegui
Ya en la década de 1970, la presencia de Rosita Paredes, dirigente estudiantil y posteriormente del Magisterio, militó en las primeras expresiones del maoísmo en el País que para entonces enarbolaban con serias limitaciones algunos comunistas que sostenían las tesis del Pensamiento Mao Tse-tung como una “variante” eminentemente urbana. Hija de nuestro pueblo, de la clase, valiente y comprometida, murió asesinada por los policías en una manifestación convocada por el Magisterio.
Años después, en 1992 en Chimborazo muere una de nuestras camaradas ya bajo égida del Maoísmo y militando en nuestro Partido en un combate con grupos paramilitares al servicio de terratenientes, marcando la pauta del inicio de la participación de la mujer bajo el direccionamiento ideológico del marxismo-leninismo maoísmo.
Nuestro Partido reconoce también como otra de las precursoras del Maoísmo en el País y al servicio del proletariado internacional a la camarada Cecilia Hidalgo, militante del PCE-SR, dirigente sindicalista impulsora de ese proceso de reconstrucción del movimiento de los trabajadores que se generó a partir de 1992 hasta el 2005, la etapa más brillante, combativa e ideológicamente fortalecida del sindicalismo en el país. Moriría de causas naturales un trágico Mayo del 2005.
"La verdadera igualdad entre el hombre y la mujer sólo puede alcanzarse en el proceso de la transformación socialista de la sociedad en su conjunto."
Presidente Mao
Nos reafirmamos que lo fundamental es la clase y no el género, no obstante al celebrarse el día de la mujer combativa y trabajadora no podemos estar exentos de emitir nuestro más ferviente saludo de clase a las camaradas que aportan con sus vidas cargadas de sabiduría, dinamismo y profunda convicción de clase al desarrollo de la Guerra Popular en la India, Filipinas, Turquía y el Perú. De igual manera a todas las camaradas que coadyuvan a sostener la carga de construir Partidos y generar las condiciones subjetivas en nuestros países para desatar la tormenta proletaria de la Guerra Popular.
¡ VIVA EL DÍA INTERNACINAL DE LA MUJER PROLETARIA Y COMBATIVA ¡
UN FRATERNAL E INTERNACIONALISTA SALUDO A TODAS LAS MUJERES QUE BREGAN DEL LADO DEL RESTO DE EXPLOTADOS POR CONSTRUIR LA NUEVA DEMOCRACIA Y EL SOCIALISMO.
¡LUCHAR POR LA EMANCIPACIÓN DE LA MUJER BAJO LA DIRECCIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA DEL ECUADOR-SOL ROJO!
Un sencillo homenaje a la camarada “Julia”, CECILIA HIDALGO, militante de nuestro Partido, gestadora histórica del MAOISMO en el Ecuador, de quién el camarada Francisco, poeta comunista escribiera después de presentarse a una cita clandestina con Julia y esta no asistiera….
LA ESPERA EN EL CARACOL
Te esperé,
En el arupo violeta
Donde habíamos quedado,
Después de la marcha.
En la banca de piedra
Labrada por el sol
Y las aguas de abril.
En la plaza de las rebeliones.
¿Qué te retrasa?
¿La divina alegría de Joselo?
¿Los sueños caracoles de Gabriela?
¿El abrigo y la sonrisa contagiosa
de la mayor de tus hijas?
Ven no más
Quería compartir contigo
El pan, el agua,
Algunos recuerdos
Y poesías siempre vivas
Que guardo en mi mochila.
Los gritos huérfanos de los obreros
Se apagan ya
Solo dos enamorados
-también huérfanos-
Caminan en su eterno abrazo.
Y yo negrita de mis amaneceres
-así te digo en secreto-
Me quedo con mi soledad
Como bandera.
Te sigo esperando
En el arupo violeta.
En la lluvia y la tristeza
Del domingo de tarde.
En la calles de las Siete Iglesias,
En la soledad de mi bandera,
Donde habíamos quedado.
A CONQUISTAR EL SOL ROJO DE LA LIBERACIÓN: EL COMUNISMO
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