La Gran Revolución
Cultural Proletaria (GRCP) constituye el hito más alto en la historia de la
lucha de clases del proletariado. Este año se cumplen cincuenta años de su
inicio en 1966 y, en el marco de este 50° Aniversario, los partidos y
organizaciones comunistas que suscriben esta declaración conjunta consideran
fundamental tomar posición por este magno acontecimiento. La GRCP es
principalmente una revolución política y, dada su significación, debe movilizar
a todos los comunistas y revolucionarios para propagandizarla de forma audaz y
contundente. Pero esto no es suficiente, es necesario al mismo tiempo
desenvolver una sagaz lucha contra el revisionismo y todo oportunismo que
intente presentar la GRCP como desligada de los actuales problemas del MCI.
Las lecciones de la GRCP
exigen un claro deslinde y marcar a fuego a los revisionistas que
intentan traficar con ella, sembrar confusión y embaucar incautos. Debemos
señalar que la línea revisionista y capitulacionista en el Perú -hoy con
organización propia PCP/MOVADEF y el Grupillo de José en el VRAE-, el
avakianismo con su esperpento de la “nueva síntesis”, el prachandismo y su
“socialismo del siglo XXI” y “competición multipartidaria”, entre otras
nefastas expresiones del nuevo revisionismo, buscan
convertir al Presidente Mao en un adocenado liberal y a la GRCP en un evento
carente de vigencia y filo revolucionario. Sus viles patrañas se estrellan
contra la ofensiva estratégica de la revolución proletaria mundial y
la campaña por el maoísmo que estamos desarrollando. En cambio
el proletariado internacional, pletórico de orgullo comunista, agita alto su
indemne bandera roja, su más alta cumbre, en incansable brega hasta alcanzar la
sociedad sin clases, la sociedad comunista. ¡Enarbolar,
defender y aplicar el maoísmo!
Sobre
situación internacional y lucha de clases
La actual situación
internacional sería incomprensible sin la teoría de la lucha de clases y su
desarrollo por el maoísmo. Solo por medio de ésta comprendemos que
las contradicciones fundamentales de la época son
aquellas contradicciones entre naciones oprimidas e
imperialismo, entre proletariado y burguesía y contradicciones interimperialistas, que hoy la contradicción entre socialismo y
capitalismo existe solamente en el terreno ideológico e histórico y que la
contradicción principal es entre naciones oprimidas e imperialismo; que el imperialismo comprende a las potencias y
superpotencias que se desarrollan por medio de colusión y pugna, y los países
oprimidos, el Tercer Mundo, son el botín de la lucha por el reparto del mundo,
a la vez que son base de la revolución mundial y zonas de tempestades
revolucionarias; que la revolución es la tendencia histórica y política
principal; y que la revolución proletaria mundial se encuentra en su tercera
etapa, la ofensiva estratégica, época inscrita en los
‘próximos 50 a 100 años’, donde se da la mayor
descomposición del imperialismo y éste será barrido por completo por la
revolución proletaria mundial mediante la guerra popular mundial, proceso que se ha iniciado con la nueva gran ola de la revolución
proletaria mundial.
Es en relación a esta
comprensión de las tres contradicciones fundamentalesen el mundo
actual -cuestión crucial negada por el nuevo
revisionismo- que se vienen dando las principales luchas entre marxismo y
revisionismo.
Lenin enseña
que: “Las relaciones económicas del imperialismo constituyen la base de la
situación internacional hoy existente. A lo largo de todo el siglo XX se ha
definido por completo esta nueva fase del capitalismo, su fase superior y
última”; y que la división del mundo entre naciones oprimidas y naciones
opresoras es un rasgo distintivo del imperialismo. Por tanto, para comprender
la situación actual no podemos partir de la contradicción fundamental del
capitalismo, pues estamos en su fase superior y última, el imperialismo.
Una de las leyes de la
lucha de clases es la violencia, exacerbada en la época del imperialismo, pues
el imperialismo es guerra y reacción política en toda la línea. La opresión
imperialista convierte a las naciones oprimidas en zonas de reparto, es decir,
en territorios económicos convertidos en colonias o semicolonias de tal o cual
potencia o superpotencia imperialista. Los imperialistas persiguen la
partición de esos países y nuevo reparto para reconfigurar el mapa del
llamado Oriente Medio Ampliado mediante la guerra de agresión, en medio de
aguda pugna por mantener su hegemonía y buscar salida a su profunda crisis
económica. La guerra civil en Siria es expresión de esta ley.
Los acontecimientos en el así llamado Oriente Medio constituirían un
conjunto abigarrado de hechos indescifrables y sin perspectiva sin la
importante herramienta de análisis y transformación que es la teoría de la
lucha de clases que, aplicada a la situación internacional,
está contenida en la tesis del Presidente Mao de ‘tres mundos se
delinean’. Para comprender un panorama tan complejo como
el que se vive en Siria, Irak o Turquía -donde un intrincado ir y venir de
millones de vidas humanas pulsan permanentemente el devenir histórico-
necesitamos asir firmemente la lucha de clases. Únicamente aplicando la teoría
de la lucha de clases y considerando las contradicciones fundamentales del
mundo actual es posible comprender que el así llamado Oriente Medio se
configura hoy como la parte del globo donde convergen las
contradicciones fundamentales; que la guerra de agresión imperialista es por la
partición y nuevo reparto de esos países oprimidos -desatada allí desde
comienzos de la década de 1990- agudiza todas las contradicciones y acicatea la
revolución; que lo principal para nosotros es bregar por dirigir la tormenta de
la lucha armada de las naciones oprimidas que allí se levanta contra el
imperialismo, principalmente el imperialismo yanqui, sin descuidar a la
superpotencia atómica, Rusia, y todas las otras potencias imperialistas; y que
el
problema actual es que la lucha no se desenvuelve correctamente por falta de
dirección política, de Partido Comunista.
Partiendo de lo
desarrollado por el Presidente Mao, podemos comprender la
situación actual de países como Ucrania, Siria, Irak, Libia y Afganistán, donde
se agudizan dos contradicciones fundamentales y actúan tres fuerzas. Las dos
contradicciones son: 1) la contradicción entre nación/pueblos oprimidos e
imperialismo, contradicción principal y 2) la contradicción interimperialista,
contradicción secundaria. Las tres fuerzas son: 1) el imperialismo de EE.UU.,
superpotencia hegemónica única, y sus aliados temporales; 2) la superpotencia
atómica, Rusia, y sus aliados temporales; 3) las naciones oprimidas, incluidas
todas sus clases y minorías nacionales, exceptuando un puñado de traidores
partidarios de la teoría de la subyugación nacional. Estas
fuerzas (naciones oprimidas y minorías nacionales) son temporal y
relativamente débiles, pues aún falta el partido comunista que las unifique en
el frente único contra la agresión imperialista, impidiendo así que las mismas
sean manejadas por los imperialistas como peones o tropas en el terreno.
Para resolver la
contradicción principal en estos países se necesita un partido comunista
marxista-leninista-maoísta que dirija un frente único de resistencia
nacional capaz de unir a todas las fuerzas dispuestas a
luchar porderrotar al invasor imperialista y culminar la
revolución de nueva democracia mediante la guerra popular. No se puede cambiar
aquello que quedó claramente sentado por el Presidente Mao acerca de la
independencia y la autodecisión dentro del frente único. El anhelo de libertad
de los pueblos del así llamado Oriente Medio y los deseos de sacudirse de todo
yugo extranjero no pasarán de ser ilusiones si no constituyen o reconstituyen
sus partidos comunistas, según sea el caso, se sujetan firmemente a las leyes
de la lucha de clases y, en consecuencia, convierten sus luchas armadas en
guerras populares.
Insistimos, sin la
dirección verdadera del proletariado y su vanguardia organizada, la lucha
nacional -incluida la lucha de las minorías nacionales- está condenada a servir
a cualquier bastón de mando y, por lo tanto, condenada a la subyugación. Estas
son leyes ineluctables del desarrollo de la lucha de clases y tratar de
negarlas o declararlas caducas o cualquier otra cosa es revisionismo.
Tanto en la situación
internacional actual como en la lucha por el establecimiento y defensa de la
dictadura del proletariado, la lucha de clases es la hebra de hilo que nos
permite engarzar todos los acontecimientos y encontrar y manejar las leyes que
rigen su desenvolvimiento. Por lo tanto, la situación internacional debemos
estudiarla a la luz del maoísmo. Y es a la luz del maoísmo que debemos bregar
por dirigir la revolución en cada país, como parte y al servicio de la
revolución proletaria mundial.
La Gran
Revolución Cultural Proletaria - GRCP
La Gran Revolución
Cultural Proletaria constituye, histórica y políticamente, la expresión más
alta de la lucha de clases del proletariado a nivel internacional, la defensa de la
dictadura del proletariado, concebida como dictadura omnímoda sobre la
burguesía.
En una sociedad dividida
en clases, la lucha de clases es una ley histórica. Los marxistas, en
consecuencia, la hacen extensiva a todos los fenómenos de la vida social,
reconociéndola en las más diversas manifestaciones de la vida contemporánea. La
lucha de clases se desenvuelve en los terrenos ideológico, político, económico
y militar; pero ante todo es fundamental comprender que la lucha de clases
conduce necesariamente a la dictadura del proletariado. Como ha dicho el gran
Lenin: “Sólo es marxista quien extiende el reconocimiento de la lucha de clases
al reconocimiento de la dictadura del proletariado”. En este sentido, la
GRCP es la lucha por el establecimiento de la dictadura omnímoda del
proletariado, el reconocimiento de la existencia objetiva de las clases en
todo el período de la construcción del socialismo y la dictadura del
proletariado, de contradicciones antagónicas entre clases, de la burguesía en
el propio Partido y de la continuación de la lucha de clases durante todo el
período del socialismo hasta el comunismo.
Y como quedó establecido
desde el inicio de la GRCP: “Aunque derrocada, la burguesía todavía trata de
valerse de las viejas ideas, cultura, hábitos y costumbres de las clases
explotadoras para corromper a las masas y conquistar la mente del pueblo en su
esfuerzo por restaurar su Poder. El proletariado debe hacer exactamente lo
contrario: debe propinar golpes despiadados y frontales a todos los desafíos de
la burguesía en el dominio ideológico y cambiar la fisonomía espiritual de toda
la sociedad utilizando sus propias nuevas ideas, cultura, hábitos y
costumbres.”
Con el Gran Salto
Adelante y el establecimiento de las Comunas Populares en 1957-1958 se dio un
efectivo avance en el desarrollo de la economía de propiedad colectiva y en la
revolución socialista, constituyendo una victoria contra el oportunismo de
derecha en un periodo en el cual, a nivel internacional, se restauraba el
capitalismo en la URSS y en los demás países de Europa del Este.
El Presidente Mao
advirtió en 1962: “no olvidar jamás la lucha de clases”. Ese mismo año, con el
Movimiento de Educación Socialista, se logró dar un nuevo impulso a la lucha
contra los seguidores del camino capitalista en el campo. En 1965, la crítica
en filosofía y la crítica a las expresiones artísticas impulsadas por elementos
burgueses y revisionistas en el campo de la cultura, prepararon el terreno para
que en 1966 se lanzara la GRCP. Inicialmente, quienes buscaron controlar la
aplicación de la Revolución Cultural fueron elementos revisionistas
enquistados en la alta dirección del Partido que, por su forma de actuar
contrarrevolucionaria, quedaron evidenciados posteriormente. Gente como el
propio Liu Shao-chi, entonces Presidente de la República Popular de China, su
testaferro y jefe del Partido en Pekín, Peng Sheng, el miembro del Comité del
Partido en Pekín y responsable de propaganda y de los órganos de prensa del
PCCh y del Estado, Lu Ting-yi, entre otros, maquinaban frenéticamente sus
posiciones antipartido y antisocialistas por restaurar el capitalismo.
En este sentido, la línea
del Presidente Mao ha comprendido esta cuestión fundamental: “La
sociedad socialista emerge del seno de la vieja sociedad. No es fácil liquidar
la idea de la propiedad privada formada durante miles de años de sociedad de
clases, ni la fuerza de la costumbre ni la influencia ideológica y cultural de
las clases explotadoras asociadas a la propiedad privada. Las fuerzas
espontáneas de la pequeña burguesía de la ciudad y del campo engendran
constantemente nuevos elementos burgueses. A medida que las filas de los
obreros crecen en número y amplitud, se infiltran algunos elementos impuros. Y,
después de conquistado el Poder y viviendo en un ambiente de paz, cierto número
de personas en las filas de los cuadros del Partido y de los organismos
estatales degeneran. Al mismo tiempo, en el plano internacional, el
imperialismo, encabezado por los EE.UU., y los
reaccionarios de los diversos países se esfuerzan por eliminarnos empleando la
doble táctica contrarrevolucionaria: amenazas de guerra y ‘evolución pacífica’.
El grupo revisionista contemporáneo, con la dirección del Partido Comunista de
la Unión Soviética como su centro, también procura derrocarnos por todos los
medios posibles. Si en estas circunstancias olvidáramos la lucha de clases y
abandonáramos nuestra vigilancia, correríamos el peligro de perder el Poder y
de dejar que el capitalismo se restaure”.
Bajo la dirección del
Presidente Mao, la directiva de la XI Sección Plenaria del Comité Central del 8
de agosto de 1966, se definió con claridad: “La gran revolución cultural
proletaria que se desenvuelve actualmente, una gran revolución que llega al
alma misma de la gente, representa una nueva etapa, aún más profunda y más
amplia, en el desarrollo de la revolución socialista de nuestro país […] Aunque
derrocada, la burguesía todavía trata de valerse de las viejas ideas, cultura,
hábitos y costumbres de las clases explotadoras para corromper a las masas y
conquistar la mente del pueblo en su esfuerzo por restaurar su Poder”. Y que en
la revolución cultural: “Nuestro objetivo actual es aplastar, mediante la
lucha, a los que ocupan puestos dirigentes y siguen el camino capitalista,
criticar y repudiar a las “autoridades” reaccionarias burguesas en el campo
académico, criticar y repudiar la ideología de la burguesía y demás clases
explotadoras, y transformar la educación, la literatura y el arte y los demás
dominios de la superestructura que no corresponden a la base económica del
socialismo, a fin de facilitar la consolidación y el desarrollo del sistema socialista”.
Fueron las masas de
jóvenes estudiantes, en 1966, acicateadas y estimuladas por el Partido
Comunista, con el Presidente Mao a la cabeza, las que comenzaron la crítica de
masas y, por lo tanto, denunciaron al puñado de revisionistas impenitentes que
usurpaban el poder en distintas reparticiones del propio Partido y del Estado.
La necesidad de la dictadura omnímoda del proletariado era imperativo para
derrocar a la banda de oportunistas y revisionistas seguidores del camino
capitalista. No podía quedar lugar en el Partido y en el Estado para elementos
burgueses, pero el aplastamiento de estos individuos no era un problema
administrativo, sino que pasaba por la amplia movilización de las masas y la
crítica que hiciesen éstas.
Para vencer la oposición
de los seguidores del camino capitalista y ponerlos al descubierto, el Partido,
bajo la correcta línea revolucionaria del Presidente Mao, tenía que apoyarse en
las masas estimulando su propia iniciativa. Como puntualizó la directiva del 8
de agosto de 1966: “Hay que confiar en las masas, apoyarse en ellas y respetar
su iniciativa. Hay que desechar el “temor”. No se debe temer que se den casos
de desorden. El presidente Mao nos ha dicho frecuentemente que la revolución no
puede ser tan fina, tan moderada, amable, cortés, restringida y magnánima. Hay
que dejar que las masas se eduquen a sí mismas en este gran movimiento
revolucionario y aprender a distinguir entre lo justo y lo erróneo, entre la forma
correcta de proceder y la incorrecta. Es necesario lograr una plena y franca
exposición de opiniones haciendo pleno uso de los dazibao y de
los grandes debates, de modo que las masas clarifiquen los puntos de vista
correctos, critiquen los erróneos y desenmascaren todos los monstruos. De esta
manera, las amplias masas podrán, en el curso de la lucha, elevar su nivel de
conciencia política, incrementar su capacidad, distinguir entre lo justo y lo
erróneo y trazar una clara línea de demarcación entre los enemigos y los
propios”.
La Gran Revolución
Cultural Proletaria es el método para movilizar a las masas y hacer que éstas
desplieguen todo su poder creador en la crítica a los revisionistas, “es el
método para poner al descubierto todo lo negro que hay en el partido”, decía el
Presidente Mao. En el IX Congreso de 1969 se citó lo que el Presidente Mao
expuso en una conversación en febrero de 1967: “en el
pasado libramos luchas en las zonas rurales, en las fábricas, en los círculos
culturales, y realizamos el movimiento de educación socialista. Sin embargo,
todo esto no pudo resolver el problema, porque no habíamos encontrado una
forma, un medio de movilizar a las amplias masas de manera abierta, en todos
los terrenos y de abajo arriba para exponer nuestro lado oscuro”.
La forma, el medio,
el método fue la crítica de masas. Esto permitió poner plenamente en juego la
iniciativa de las masas para poner al descubierto la “pandilla negra”
antipartido y antisocialista, seguidora del camino capitalista, que había
logrado usurpar parte del Poder. El problema no era solamente la destitución de
tal o cual dirigente seguidor del camino capitalista, la gran tarea consistía
en movilizar a las masas y lograr que fuesen ellas quienes bombardearan el
cuartel general burgués. Esto es tan importante aún, pues el problema no era
solo luchar contra una línea política, la cuestión también era la lucha contra
la línea orgánica que Liu Shao-chi había montado y que le permitía tener una
significativa presencia en diferentes entidades estatales y partidarias con
seguidores impenitentes del camino capitalista.
Iniciada entre sectores
de la juventud, principalmente estudiantes, la GRCP pronto se propagó a las
amplias masas de obreros y campesinos. A fines de 1966 la lucha de clases se
agudiza en Shangai. En enero de 1967 estalló la tormenta revolucionaria en esta
importante ciudad industrial y un grupillo de usurpadores fueron derrocados,
reconquistando el proletariado el Poder y restableciendo allí la dictadura
proletaria. Tuvo un papel activo en estos hechos Chang Chung Chiao, al dar
justa dirección a esa lucha. Los revisionistas instalados en la Municipalidad
de Shangai fueron derrotados y en febrero de 1967 se funda el Comité
Revolucionario de la Municipalidad de Shangai como nuevo órgano de Poder de la
clase obrera, dirigida por el Partido, concretado en los Comités
Revolucionarios.
Posteriormente, en marzo
de 1967 se avanzó en el Gran Plan Estratégico para la Gran Revolución Cultural Proletaria. El
documento es el siguiente: “Parece que se puede distribuir este documento por
todo el país para que se lo aplique de manera correspondiente. El Ejército
debe realizar el entrenamiento militar e instrucción política en las
universidades, escuelas secundarias y los cursos superiores de las escuelas
primarias, por etapas y grupos. Debe ayudar a reanudar las clases escolares,
consolidar la organización, establecer los órganos de dirección de acuerdo con
el principio de ‘triple integración’ y llevar a cabo las tareas de
‘lucha-crítica-transformación’. Debe efectuar primero, experimentos en lugares
determinados y adquirir experiencia, y divulgarla luego paso a paso. Además,
hay que persuadir a los estudiantes para que sigan la enseñanza de Marx de que
sin emancipar a toda la humanidad, el proletariado no podrá lograr su
emancipación definitiva, y que, en el entrenamiento militar e instrucción
política, no excluyan a aquellos profesores y cuadros que han cometido errores.
A estos hay que permitirles la participación, a excepción de los de edad
avanzada y los enfermos, para facilitar su reeducación. Siempre que no se haga
concienzudamente todo esto, será difícil solucionar los problemas”.
Por su lado, en el IX
Congreso en 1969 se sancionó como línea fundamental del Partido para toda la
etapa histórica del socialismo, cuestiones que el Presidente Mao había
establecido en un Pleno del Comité Central en 1962:“La sociedad socialista
cubre una etapa histórica bastante larga. Durante la etapa histórica del
socialismo, aún existen clases, contradicciones de clase y lucha de clases;
existen la lucha entre el camino socialista y el capitalista y el peligro de
restauración capitalista. Es preciso comprender lo largo y complicado de esta
lucha y elevar nuestra vigilancia. Es necesario realizar la educación
socialista. Es necesario comprender y tratar de manera correcta el problema de
las contradicciones de clase y de la lucha de clases y distinguir acertadamente
las contradicciones entre nosotros y el enemigo de las existentes en el seno del
pueblo, y tratarlas de manera correcta. De otro modo, un país socialista como
el nuestro, se convertirá en su contrario, degenerará, y se producirá la
restauración. De ahora en adelante, debemos hablar de esto cada año, cada mes y
cada día, de modo que tengamos una comprensión relativamente clara de este
problema y sigamos una línea marxista-leninista”.
Sobre la
Restauración: lecciones para el futuro
El golpe
contrarrevolucionario que los revisionistas dieron contra el Partido Comunista
de China, contra el Estado de dictadura del proletariado, es una muestra de lo
aguda que resulta la lucha de clases en la sociedad y la lucha de dos líneas en
el Partido durante el socialismo. El Presidente Mao, en mayo de 1963, ante el
avance de gentes como Liu Shao-chi, previsoramente señaló los riesgos que esta
grave situación entrañaba: “Entonces no haría falta mucho tiempo, tal vez unos
cuantos años o una década o varias décadas a lo sumo, para que se produjera
fatalmente una restauración contrarrevolucionaria a escala nacional, el partido
marxista-leninista se transformara en partido revisionista o en partido
fascista y toda China cambiara de color.”
Más tarde, en 1966,
continuando con este problema advirtió: “Los representantes de la burguesía
que se han infiltrado en el Partido, en el gobierno, en el ejército y en los
diferentes sectores del dominio cultural constituyen un puñado de revisionistas
contrarrevolucionarios. Si la ocasión se presentara, ellos arrebatarían el
Poder y transformarían la dictadura del proletariado en dictadura de la
burguesía”.
La dictadura burguesa
establecida en octubre de 1976 es una dictadura fascista, y el partido que la
dirige es un partido fascista, solo oportunistas y revisionistas continúan
llamando partido comunista al engendro que gobierna en China hoy. Sobre esto
advirtió nuevamente el Presidente Mao en 1976:
“Nunca he dejado de creer que en China exista la posibilidad de una
restauración del capitalismo a gran escala. A escala de todo el país. Si esta
restauración viene, las cosas irán mal. Volverán los sufrimientos, pero también
volverá inevitablemente la revolución.”
Lo mismo señala en una
carta del mismo año que le envía a la camarada Chiang Ching. Citamos un
fragmento:
“En la lucha de los
pasados diez años
hice el intento de
alcanzar la cúspide de la revolución,
pero he fracasado…
Tal vez tú puedas
alcanzar la cumbre.
Si fracasas te hundirás
en un abismo insondable,
tu cuerpo se hará
pedazos,
tus huesos se quebrarán.
Ningún acuerdo con los
otros es bueno.
Si la espada se vuelve, y
yo creo que se ha vuelto
contra la revolución. Una
vez más será necesaria
la guerra de guerrilla…
de nuevo Yenán…”
Por último, también
en palabras escritas por el Presidente Mao en 1966 a la camarada Chiang Ching:
“En China, desde que el emperador fue derribado en 1911, ningún reaccionario ha
sido capaz de mantenerse por mucho tiempo en el poder. Si la derecha lleva a
cabo un golpe de Estado anti-comunista en China, estoy seguro que no conocerá
tampoco la paz, y muy probablemente su dominación será de corta vida, ya que
esto no podrá ser tolerado por ninguno de los revolucionarios, que representan
los intereses del pueblo, constituido por más del 90% de la población”.
Conclusión: las perspectivas son brillantes, pero el camino es tortuoso. Estas
dos formulaciones continúan siendo válidas.
Es importante destacar
que todo esto ocurre en el periodo que señala el Presidente como de los
‘próximos 50 a 100 años’ en que será derrocado el dominio del imperialismo,
época de la mayor descomposición del imperialismo y en la cual será barrido de
la faz de la Tierra por la revolución proletaria mundial. Importante tesis para
restregar en la cara a oportunistas y revisionistas en la actualidad.
El Partido
Comunista de China, su construcción y la lucha de dos líneas durante la GRCP
En 1974 se publicó
en China el folleto Una comprensión fundamental del Partido. En
este importante documento, el PCCh hace un balance sobre la experiencia del
Partido y su papel en la GRCP; también se sintetiza sobre el programa
fundamental y la línea fundamental del partido, la construcción del partido, la
lucha de dos líneas y las tareas de educación y reeducación dirigidas por éste.
Este folleto es una avanzada exposición de los principios que establecen lo que
debe ser un auténtico partido comunista y cuya más consecuente aplicación fue
realizada por el Presidente Gonzalo, desarrollando la teoría marxista sobre el
partido con las tesis de la militarización y la construcción concéntrica.
En dicho folleto se
expone acerca del reflejo de la lucha de clases en el partido como lucha de dos
líneas, ora alta ora baja como la marea; se destaca la importancia de diez
grandes luchas de dos líneas que se libraron en el Partido Comunista de China,
incluyendo las luchas contra Liu Shao-chi y Lin Piao, y no cabe duda que faltó
desatar otras más. Contra Chen Po-ta y Teng Siao-ping se libró lucha de dos
líneas pero, finalmente, aprovechando una correlación de fuerzas favorable,
éstos aprovecharon bien sus fuerzas para golpear a la izquierda y convertir al
Partido en un partido fascista.
La GRCP, la crítica de
masas a Lin Piao, el movimiento de rectificación del estilo de trabajo,
iniciado y dirigido por el Presidente Mao, pudieron contener y aplastar la
ofensiva contrarrevolucionaria que Lin Piao y Liu Shao-chi intentaron impulsar
para cambiar el carácter del Partido y restaurar el capitalismo. Indudablemente
el Partido se depuró. Sin embargo, para avanzar a la sociedad sin clases no
eran suficiente una, dos o tres revoluciones culturales, sino muchas más.
Durante la GRCP, la lucha de dos líneas en el seno del Partido Comunista de
China alcanzó niveles nunca antes vistos, entregando enormes lecciones a las
generaciones revolucionarias venideras. En el mismo folleto Una
comprensión fundamental del Partido se sostenía: “La lucha de dos
líneas dentro del Partido sobre la cuestión de su carácter [de clase] ha sido
siempre muy aguda. Todos los líderes de las líneas oportunistas siempre han
tratado por todos los medios de pervertir el carácter del partido político del
proletariado, con el fin de servir a su propia criminal meta de sabotear la
revolución proletaria […] La Gran Revolución Cultural Proletaria y el
movimiento de crítica a Lin Piao y rectificación del estilo de trabajo iniciado
y dirigido personalmente por el Presidente Mao, aplastaron completamente los
criminales complots de Liu Shao-chi y Lin Piao para cambiar el carácter de
nuestro Partido y restaurar el capitalismo. Nuestro Partido salió depurado, más
sólido y más vigoroso que nunca. La lucha entre las dos líneas dentro del
Partido demuestra profundamente que salvaguardar el carácter del partido es una
cuestión de gran importancia. Está íntimamente relacionada con el destino del
Partido y el Estado, y con la cuestión de si la revolución logrará la victoria
o caerá en la derrota. Construir continuamente nuestro Partido, utilizar el
marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung, desenmascarar y frustrar los
complots de los revisionistas para pervertir el carácter del Partido — esto
dará la garantía de que nuestro Partido siempre conservará su carácter
proletario”.
Algunos de los problemas
de esta lucha de dos líneas que se desarrolló en el seno del Partido Comunista
de China y en la sociedad china fueron: el manejo de la lucha de dos líneas
misma; el deficiente tratamiento de los dos tipos de contradicciones -entre
nosotros y el enemigo, y en el seno del pueblo- que dejó campo abierto a los
revisionistas; ausencia de un nuevo y firme impulso a la GRCP tras el intento
de golpe de Lin Piao, los “vientos desviacionistas de derecha” y los disturbios
sembrados por Teng Siao-ping en 1975 y 1976 durante los funerales de Chu
En-lai; etc. La línea revisionista tuvo amplio campo para desenvolverse.
La lucha de dos líneas
tuvo avances importantes, pero revisionistas redomados como Teng Siao-ping y su
camarilla encontraron el momento propicio para rebasar las contradicciones en
el seno del pueblo y tomar el poder mediante un golpe de Estado fascista,
dejando en evidencia problemas no resueltos por la revolución. Una de las
cuestiones principales es la insuficiente aplicación de la línea militar
proletaria respecto a la cuestión del mar armado de masas, que debió expresarse
en el traspaso de mayores atribuciones a las milicias populares, como mayor
control sobre el EPL, pues resultaba relativamente fácil de usurpar debido a su
centralización. El Presidente Gonzalo, comprendiendo esta cuestión y aportando
a la línea militar proletaria -es decir, a la guerra popular- planteó la
necesidad de la construcción concéntrica de los tres instrumentos de la
revolución y la necesidad de integrar la milicia popular al ejército
revolucionario a fin de conjurar la restauración capitalista, apuntando con
ello al mar armado de masas.
Como lo definió el
Presidente Gonzalo, lo fundamental del maoísmo es el Poder, es decir “el Poder
para el proletariado, el Poder para la dictadura del proletariado, el Poder
basado en una fuerza armada dirigida por el Partido Comunista. Más
explícitamente: 1) El Poder bajo dirección del proletariado, en la revolución
democrática; 2) el Poder para la dictadura del proletariado, en las
revoluciones socialista y culturales; 3) el Poder basado en una fuerza armada
dirigida por el Partido Comunista, conquistado y defendido mediante la guerra
popular” y lo medular de la guerra popular es el nuevo Poder. Por lo tanto, al
ser marxistas-leninistas-maoístas, al pugnar por desarrollar la guerra popular,
debemos aplicar a partir de los avances alcanzados en la construcción del nuevo
Poder durante la GRCP, que tiene como un elemento sustancial el sistema de los
“tres tercios”. En Nepal no se aplicó esto, sino que se incorporó a
representantes de los partidos de la burguesía burocrática y de los
terratenientes en lo que llamaron “nuevo Poder”, con lo que resultó un castillo
de naipes. Es un tema a estudiar y debatir para que profundicemos nuestra compresión
del marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente el maoísmo. Esta es una cuestión
de la cual todos los partidos y organizaciones debemos prestar suma atención,
sea cual sea nuestro grado de desarrollo. Dado que lo fundamental en el maoísmo
es la construcción del nuevo Poder, sea en forma actuante o en perspectiva, es
también fundamental para nuestra comprensión de la construcción de los tres
instrumentos de la revolución y nos permite entender mejor la necesidad de la
construcción concéntrica y cómo manejarla.
Así, tomando la
experiencia de la GRCP, podemos entender la necesidad de desarrollar la guerra
popular hasta el Comunismo. El Presidente Gonzalo nos enseña: “Sin un ejército
popular nada tendrá el pueblo, dice el Presidente Mao a la vez que nos enseña
la necesidad de la dirección absoluta del Partido sobre el ejército y sienta su
gran principio: El Partido manda al fusil y jamás permitiremos lo contrario.
Además de establecer cabalmente los principios y normas de la construcción de
un ejército de nuevo tipo, el mismo Presidente llamó a conjurar el uso del
ejército para la restauración capitalista usurpando la dirección mediante un
golpe contrarrevolucionario, y desarrollando tesis de Lenin sobre la milicia
popular llevó más adelante que nadie el armamento general del pueblo, abriendo
trocha y señalando el camino hacia el mar armado de masas que nos guiará a la
emancipación definitiva del pueblo y del proletariado”. De la manera como el
Presidente Mao instruyó a la camarada Chiang Ching, así es como debemos
entender el papel de los comunistas: desarrollar la guerra de guerrillas -en
concreto, la guerra popular- si los revisionistas usurpan el Poder.
Mientras haya clases,
habrá lucha de clases, porque así se concretiza la ley de la contradicción en
la sociedad de clases; la forma más alta de resolver las contradicciones en la
sociedad de clases es la guerra y, por ello, hasta que toda la humanidad entre
al comunismo siempre habrá la necesidad de la guerra popular. Estudiando la
GRCP, entendemos más profundamente la omnipotencia de la guerra revolucionaria,
es decir, la guerra popular, el maoísmo, y cómo aplicarlo. Todas estas son
lecciones de la lucha de clases en la GRCP.
Los zigzags que enfrentó
el partido en su lucha interna en ese periodo nos confirman también la justeza
y vigencia de la tesis de que el revisionismo es peligro principal.
Si, por una parte, la
lucha de dos líneas alcanzó niveles de agudización y antagonismo que
desembocaron finalmente en la destrucción del Partido y su transformación en un
partido fascista, distinto y opuesto al proletariado, por otra parte hubiese
sido imposible alcanzar las alturas que la Gran Revolución Cultural Proletaria
alcanzó sin esa aguda lucha de dos líneas desplegada por el Presidente Mao y la
izquierda en el Partido. No se puede escamotear el papel del Partido Comunista
de China y del Presidente Mao en la dirección de esta estremecedora segunda
revolución, sin que con ello se escamotee a su vez la elevación del pensamiento
Mao Tsetung a una nueva, tercera y superior etapa del marxismo, el maoísmo.
Continuadores
de la revolución
Otra cuestión a la
cual el Presidente Mao le dio gran importancia fue a la preparación de los
continuadores de la causa revolucionaria del proletariado. Considerada una
tarea estratégica por el Partido, a ella dedicaron ingentes esfuerzos los principales
cuadros revolucionarios de éste. Al respecto dijo el Presidente Mao: “En
última instancia, la cuestión de preparar continuadores para la causa
revolucionaria del proletariado es la cuestión de si habrá o no gente que pueda
llevar a cabo la causa revolucionaria marxista-leninista iniciada por la vieja
generación de revolucionarios proletarios, de si la dirección de nuestro
Partido y Estado permanecerán o no en las manos de revolucionarios proletarios,
de si nuestros descendientes continuarán o no marchando por el camino correcto
establecido por el marxismo-leninismo o, en otras palabras, si podemos o no
impedir exitosamente el surgimiento del revisionismo jruchovista en China. En
resumen es una cuestión sumamente importante, una cuestión de vida o muerte para
nuestro Partido y nuestro país. Es una cuestión de fundamental importancia para
la causa revolucionaria proletaria durante cien, mil, e incluso diez mil años”.
La GRCP hoy
La significación de la
GRCP no está simplemente en reconocerla como la lucha contra la restauración
capitalista en la época de la dictadura del proletariado y la construcción
socialista y en que plantea el problema de la transformación ideológica, de
cambiar el alma de la gente. No basta, y no porque esto sea
incorrecto, sino porque debemos desarrollar la comprensión del maoísmo en
relación a la cuestión de la lucha de dos líneas, y esto significa reconocer la
línea del Presidente Mao sobre la validez universal de la guerra popular, desarrollada
por el Presidente Gonzalo en la tesis de ‘guerra popular hasta el comunismo’ y,
en consecuencia, entender la GRCP desde la línea maoísta y no desde las
posiciones conciliadoras.
En 1963 estalló la Gran
Polémica. En el curso de esta lucha se publicó laCarta de los 25 Puntos y
los Nueve Comentarios, que expusieron con nitidez la naturaleza del
revisionismo contemporáneo, el nefasto papel de Nikita Jruschov en la
restauración capitalista en la URSS en 1956 y su traición al MCI. Algunos
desconocieron lo hecho por el PCCh y por el Presidente Mao, desconociendo a su
vez la GRCP, sus avances y, en especial, el desarrollo del marxismo a una nueva
tercera y superior etapa.
Defender la GRCP es
asumir el maoísmo como nueva, tercera y superior etapa del marxismo, en lucha
de dos líneas en el seno del MCI, como lucha de clases en los terrenos
ideológico y político, y por constituir o reconstituir, según corresponda,
partidos comunistas militarizados para desencadenar guerras populares en todo
el mundo e imponer el maoísmo como mando y guía de la revolución proletaria
mundial, impulsando la nueva gran ola de la revolución proletaria mundial.
¡Vivan el 50° Aniversario de la Gran Revolución
Cultural Proletaria!
¡A barrer el revisionismo y todo el oportunismo!
¡Viva el marxismo-leninismo-maoísmo,
principalmente maoísmo!
Partido Comunista del Brasil (Fracción Roja)
Partido Comunista de Ecuador - Sol Rojo
Movimiento Popular Perú (Comité de Reorganización)
Fracción Roja del Partido Comunista de Chile
Frente Revolucionario del Pueblo de Bolivia MLM
Organización Maoísta para la Reconstitución del Partido Comunista de
Colombia
Comité Bandera Roja – Alemania
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