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lunes, 4 de mayo de 2020

EL COVID-19, UN NUEVO CHANTAJE DEL IMPERIALISMO PARA DESMONTAR LA LUCHA DE CLASES Y LAS GUERRAS POPULARES



En la década de los 60´del siglo pasado, Jruschov, con relación al tema nuclear y la manera cómo manejó con su similar de EEUU J. Kennedy sostenía: “Nosotros (los EEUU y la URSS) somos los países más poderosos del mundo; si nos unimos en nombre de la paz, no habrá ninguna guerra. Entonces, si algún loco quiere la guerra, bastará que le amenacemos con los dedos para que se sosiegue”.

“¿Para qué sirven los principios si se pierde la cabeza?” (Pravda,1963)

Es con este tipo de declaraciones que el revisionismo soviético de Jruschov y su camarilla  pretendía argumentar su nefasta tesis de la “coexistencia pacífica” con el imperialismo yanqui. Es decir, ante la llamada amenaza de una tercera guerra mundial, el revisionismo se planteaba una tregua con el imperialismo yanqui y obviamente parte de ese compromiso determinaba que la URSS renuncie al internacionalismo proletario, a apoyar las revoluciones populares y de liberación nacional so pretexto de no realizar actos que eventualmente puedan provocar a los EEUU. Y no solo eso,  es oportuno recordar cómo el revisionismo de Jruschov atacaba con vehemencia a la China del presidente Mao por  apoyar las revoluciones populares y de Liberación Nacional que se desataban en Asía, de quiénes decía era un acto irresponsable y que ponía en peligro la paz mundial.

Es decir, el cuento de la guerra nuclear por parte del revisionismo social imperialista de la URSS devino en un vil chantaje para los pueblos oprimidos del mundo para que desistan de sus procesos revolucionarios, y en ellos, de la lucha de clases.

¡El chantaje de la  guerra nuclear pretendía se devore la lucha de clases!

Hoy, el imperialismo de toda laya: EEUU; China, Rusia, Alemania, Francia; etc., sus títeres en los países del tercer mundo, y en ellos los revisionistas, reeditan nuevamente estos vómitos verdes de Jruschov de conciliación, de “coexistencia pacífica” utilizando la pandemia como caballo de Troya.

Esta nueva versión del chantaje nuclear que se muestra en la “unidad en contra del COVID-19”, en alguna medida trata de meternos en el “mismo cajón” de los años 60´del siglo pasado, donde  la lucha de los comunistas en el mundo y sus variadas formas cómo se manifiesta en los distintos países (guerra popular; lucha de clases cruenta, no cruenta) trata o pretende sea subordinada a una aparente contradicción principal que se expone en la “lucha de la humanidad” en contra de la pandemia.

Hoy, la emergencia sanitaria generada por el mismo imperialismo, sea este yanqui, chino o ruso, ha desnudado con más vehemencia aún cuán débil es el imperialismo en sus entrañas, un verdadero tigre de papel; capaz de desarrollar armamento nuclear,  viajar fuera del planeta; agredir a cualquier país en cualquier parte del mundo, no obstante, incapaz de sobrellevar una crisis al interior de sus fronteras que, como en el caso de los EEUU,  ha cobrado ya la vida de más de 80.000 estadounidenses que representan el 15% de los soldados yanquis que murieron en la Segunda Guerra Mundial; un número superior a la cantidad de bajas sufridas por el imperialismo en la guerra de Vietnam (53.000); más que aquellos que murieron en Corea (33.000); muchísimos más de aquellos que felizmente tuvieron que dejar sangre en tierra iraquí (5.000 bajas); a esto, sumar una indetenible alza de contagiados (aproximadamente un millón de personas) que con toda seguridad doblará el número de fallecidos en las próximas semanas.

Pero no, aún en esas condiciones, el imperialismo berrea llamados a la “unidad”, a la “paz” que son replicados en todos los países sometidos por las distintas manifestaciones del imperialismo en el mundo; sin embargo, estas mismas potencias siguen en pugna violenta en Medio Oriente: Siria, Irak, Irán; igualmente en Afganistán; Yemen y Palestina, acrecentando el dolor de los pueblos que son sometidos a la más abyecta miseria y destrucción.

Tampoco se quedan inactivos militarmente en América. Justamente en estos días intentaron una incursión armada a Venezuela desde Colombia.

El imperialismo y sus lacayos nos llama a la unidad de la misma manera como lo hicieron en 1963, utilizando las mismas tácticas: “una de ellas es el embaucamiento al estilo del sacerdote y la otra la represión a la manera del verdugo. La engañosa política de paz del imperialismo y su política de guerra siempre se han servido y complementado una a la otra”.

En este y cualquier contexto, ¿es conveniente llamar a una tregua en medio del desarrollo de la guerra popular en los países donde esta es llevada a cabo por los partidos comunistas?

¿Es conveniente caer en el anzuelo que lanzan los gobiernos y viejos Estados al proletariado y demás masas explotadas con eufemismos de unidad, de tregua a los “intereses partidistas, ideológicos o de grupos” para poder atender la crisis generada por  la pandemia?
¡No!, ¡imposible!

De pronto es importante recordar cómo en el desarrollo de la guerra popular en el Nepal y particularmente antes del ataque a Dunai, febrero del 2001, el CPN-M tuvo su Segunda Conferencia Nacional realizada en la India en dónde se empezó a fraguar la traición a la GP, ya que a partir de ese “evento” se aceptó una tregua planteada por el gobierno. Como un acto de “buena voluntad” el CPN-M entregó los prisioneros de guerra al régimen y fue a partir de esos hechos y de esa Conferencia que se van consolidando acciones “tácticas” llamando a la tregua, a las tratativas. No pasa mucho tiempo y el “camino Prachanda” anidó en la dirección del Partido y lo llevó al despeñadero de la historia, de la capitulación. La guerra popular fue traicionada vilmente.

Es decir, bastó un momento, un escenario en concreto y las fuerzas revolucionarias, a través de sus traidores, el revisionismo y el oportunismo, le regala la iniciativa al enemigo. Lo demás es prácticamente una cuestión de tiempo.

¡No puede haber paz, ni aún circunstancial entre la revolución y la contrarrevolución!; entre los países oprimidos y los países opresores; entre burguesía y proletariado, entre masas y feudalidad. La pandemia no justifica entregarle la iniciativa al enemigo de la clase, del pueblo y de las naciones; no se le puede permitir tome un respiro. El viejo Estado se remece, está débil, es cuándo debemos propiciar su caída, así nos enseñó el presiente Mao en los 6 Escritos Militares. No debemos permitir que el viejo Poder desde su bancarrota trate de mostrarse dadivoso, “humanitario”; que sobre todo tenga la oportunidad de vender la idea de que el Estado no le pertenece a una clase en particular, sino al pueblo, recreando de esta manera, las viejas tesis de Jruschov tan oportunas para sustentar el trillado discurso que convoca a la unidad para confrontar la crisis sanitaria en el Ecuador y el Mundo.

Definitivamente la pandemia se ensaña con los más vulnerables, con los más miserables, los pobres, los parias, los sin tierra, aquellos que no solo que están ajenos a recibir una atención hospitalaria digna; a los que viven al día y que ahora son confinados forzosamente a estar encerrados sin que los viejos Estados puedan atender sus más elementales requerimientos de subsistencia diaria.

No puede haber paz con los viejos estados y sus gobiernos cuando estos descargan toda la responsabilidad de sobrellevar la crisis social, de salubridad y económica en los hombros de los trabajadores como sucede precisamente ahora en el Ecuador.

No puede haber paz con los aparatos represivos porque estos sirven a los intereses del viejo estado. Se evidencia en cosas tan elementales como la violenta reacción que han tenido en contra de nuestro pueblo que ha sido agredido física, sicológicamente y aún en su dignidad por esos miserables guardianes del viejo Poder.

No puede haber paz, en Colombia cuando el paramilitarismo sostenido por las FFAA y el viejo Estado en su conjunto, sigue asesinando dirigentes campesinos en el Cauca, Putumayo y otros departamentos. Y en esto hay que considerar que quienes ponen una alta cuota de muertos son precisamente dirigentes campesinos/indígenas que están al frente de la lucha por la defensa de la tierra y que en gran medida ya están hartos del revisionismo armado y de la violencia paramilitar/estatal. Pero al revisionismo armado también “le pasan factura”, que sin ir más allá de su diatriba ideológica, propio de los principios y leyes que rigen al revisionismo, desembocó en un proceso de paz que se vino alimentando en permanentes treguas planteadas por navidad; treguas para canjes de prisioneros; por año nuevo, por semana santa, por las inundaciones, treguas “humanitarias” y así, una serie de pausas con cualquier pretexto que terminaron por entregarle la iniciativa total a la reacción. La suma de treguas pequeñas devino en una capitulación que como avalancha que se llevó todo, vidas de campesinos pobres, de combatientes, de desmovilizados, que en fin de cuentas fueron utilizados por su dirigencia para que esta termine donde siempre termina el oportunismo y el revisionismo: el Congreso, la Asamblea o cualquier dignidad política del viejo Estado.

No puede haber tregua en los países donde la clase, el campesinado pobre y las masas han desarrollado guerra popular so pretexto de que estas, las masas, sean atendidas sanitariamente, cuando sabemos que dicha atención, si es que llega, será inoportuna, deficiente y obviamente será  instrumentalizada para minar la base de apoyo que tiene la guerra popular en el seno del campesinado pobre.

La experiencia última de los camaradas de Filipinas con relación a la tregua unilateral decretada entre el mes de abril del presente año lo dice todo. El enemigo aprovechando la tregua por la pandemia, le montó 36 ataques al NPA en los que murieron 18 camaradas y 8 heridos. Si bien es cierto la oportuna reacción del ejército del pueblo le causó 56 bajas al enemigo, de por sí los hechos da cuenta de que el imperialismo y los viejos Estados siempre, siempre asisten a treguas, acuerdos, básicamente con la intención de destruir la revolución, ya sea desde el aniquilamiento de las fuerzas vivas, como el arrancarle bases de apoyo o incidir en su línea política e ideológica para arrastrarlos al aniquilamiento político.

Bien señalaba Lenin sobre la actitud que debemos tener los revolucionarios en el caso de las pandemias y la imposibilidad de renunciar a la lucha en contra del enemigo de la clase, ya que es obvio de que atrás de esta crisis mundial ha sido generada precisamente por ellos, por los enemigos de la clase y del pueblo.

Debemos hacer precisamente lo que hizo el presidente Mao en 1963 cuando Jruschov pretendía chantajear a los países del tercer mundo con la perorata de las armas nucleares y la tercera guerra mundial; desenmascararlos, combatirlos; denudar su falacia, su mentira, su estrategia. Combatir-resistir y persistir en la lucha de clases, en la guerra popular, pero también en la lucha de dos líneas en el seno del pueblo; no atender, no comprender esta situación nos llevará a vivir derrotas para el proletariado internacional.

La guerra popular ha dado saltos importantes en Turquía, Filipinas, India y Perú. Caer en el chantaje del COVID-19 dejará abiertas fisuras que con toda seguridad volverá vulnerable la guerra popular, porque lo ganado, será entregado al enemigo con facilidad y sí, contrario a lo que decía la publicación de Pravda respaldando las tesis de Jruschov en 1963, cuentan los principios así perdamos la cabeza porque así ha sido a lo largo de la historia, porque así “perdieron la cabeza” en la comuna de París, en la revolución en Rusia, en China, en las mismas guerras populares que se adelantan en el mundo aquellos comunistas convictos de sus principios y que nos han señalado la ruta correcta por dónde transitar si en verdad en nuestro programa está la Revolución de Nueva Democracia, el Socialismo y el comunismo.

No podemos ni debemos plantear treguas desde la guerra popular, o la lucha de clases por un hecho elemental: aún no tenemos el Poder en nuestras manos, y ese, en verdad, es el mayor y más sólido argumento.

Hoy no hay un viento que venga del Este para que prevalezca sobre el del Oeste; hoy hay un indetenible torbellino que emerge desde las mismas entrañas de los países del tercer mundo y que no habrá guerra nuclear, agresión militar, reacción, pandemia o fenómenos social o natural alguno que pueda detenerlo.

No a las treguas; no a los pactos; no a las tratativas sí a la guerra popular hasta el comunismo.
No a las teguas porque la opresión imperialista a las semicolonias no cesa, no se detiene ni un solo minuto; porque el capitalismo es depredador, inflexible y explotador con los obreros; porque los grandes terratenientes segundo a segundo, minuto a minuto desangran al campesinado pobre; porque el revisionismo y el oportunismo, no pierden un solo momento para hincar sus dardos venenosos por desmontar los alcances revolucionarios del proletariado y sus aliados estratégicos.

No a la tregua en la lucha de clases en los países donde se desarrolla guerra sin derramamiento de sangre; no a la conciliación de clases; si  a la confrontación abierta, decidida, aquella que aún desde la lucha reivindicativa aporte al pronto y urgente desarrollo de la guerra popular.

No a la lucha pasiva; no al diálogo; si a la lucha activa, revolucionaria, caso contrario, no seremos lo que somos.

¡VIVA LA GUERRA POPULAR EN EL PERÚ, FILIPINAS, TURQUÍA Y LA INDIA!
¡NO A LA TREGUA CON EL ENEMIGO DE LA CLASE, DEL CAMPESINADO POBRE Y DEL PUEBLO!
¡NO A LA CONCILIACIÓN DE CLASES SO PRETEXTO DE COMBATIR LA PANDEMIA DEL COVID-19!
¡SI NO COMBATIMOS AL REVISIONISMO, NADA HABREMOS HECHO!
¡A CONQUISTAR EL SOL ROJO DE LA LIBERACIÓN: EL COMUNISMO!


viernes, 1 de mayo de 2020

DECLARACIÓN CONJUNTA 1 DE MAYO


¡Proletarios de todos los países, uníos!



¡Desechar las ilusiones y lanzarse a la lucha!


Ya lo sabíamos, ya lo sentíamos en cuerpo y alma, que este viejo mundo no es nada más que un infierno para el proletariado internacional y los pueblos del mundo. Ya lo sabíamos, cómo en estos últimos meses lo ha demostrado, hasta el más imbécil soñador que se hacía el ciego, ha visto caer a pedazos, desaparecer como humo,  todas las ilusiones sobre este sistema imperialista mundial.

La mal llamada “Corona-Crisis” que se ceba mayormente con los más pobres y los más débiles, es el resultado de décadas de abandono sistemático y progresivo de los sistemas de salud pública de las masas, de la prevención y preparación para los casos de calamidad, pese a que cada nueva pandemia anunciaba una peor, por parte de los viejos Estados imperialistas y de los Estados de capitalismo burocrático en aplicación de sus planes de “privatizaciòn” para centrar en la ganancia o profit. A eso se debe: los hospitales sin capacidad de atender a los pacientes durante las epidemias y emergencias, la falta de personal de salud e instrumental, equipos e insumos para estos casos; la falta de interés y atraso en la investigación y desarrollo de nuevas vacunas y fármacos para el combate de epidemias que afectan la supervivencia de las grandes masas del mundo; por eso no funcionaron los sistemas de alarma temprana y cuando el corova-virus 19 ya atacaba en China en noviembre de 2019, ni en este país ni menos en los Estados Unidos, España, Italia y en ningún otro se tomaron las medidas inmediatas para “no perjudicar la economía”. Esta es la crónica resumida de la “corona-crisis”, una crisis anunciada dentro de la crisis general del imperialismo. “Corona-crisis” que es, en lo fundamental, el catalizador y la primera fase de una nueva crisis económica mundial, crisis de sobre-producción capitalista, que ya estaba también anunciada por los propios economistas del capital financiero desde hace tiempo, acentuada drásticamente por el uso que hacen los gobiernos reaccionarios en todo el mundo de la pandemia del COVID-19 - principalmente la súperpotencia imperialista yanqui, la superpotencia atómica Rusia y las grandes potencias imperialistas - agudizando aún más por la cínica competencia entre ellos. Crisis que  lleva a la destrucción de fuerzas productivas en una forma no vista desde la Segunda Guerra Mundial, en medio de una avalancha de medidas anti-obreras y anti-populares de los gobiernos reaccionarios “legitimándolas” como necesaria para la lucha contra la pandemia, resultado del manejo político de los imperialistas, reaccionarios y revisionistas, que ha permitido la expansión de la epidemia del COVID-19 hasta convertirse en la pandemia del COVID-19 y generado algo que no es nada menos que un crimen de genocidio contra los pueblos del mundo.   Mal llamada “Corona-Crisis” que ha sumido en una aún más profunda crisis política a los Estados imperialistas y a los Estados terrateniente-burocráticos la cual agudiza todas las contradicciones fundamentales a nivel internacional y las específicas según el tipo de países de que se trate.


Los responsables de la crisis y las plagas son los imperialistas y sus lacayos

Cuando la epidemia comenzó en Wuhan-China, la preocupación de los imperialistas era principalmente que no se interrumpa “las cadenas de suministro”, es decir que iba a causar problemas en el proceso de producción por la integración vertical de sus monopolios, no tomaron medidas para prevenir la expansión de la epidemia. Cuando era claro que la epidemia iba a devenir en una pandemia, como era el caso a más tardar en enero del presente año, su preocupación era que las empresas aeronáuticas y turísticas iban a tener una baja en sus ganancias  y no impidieron que el virus se difundiera por todo el mundo. Cuando la pandemia comenzó a golpear a Europa Occidental, cerraron las escuelas, pero dejaron abiertos los restaurantes y prostíbulos – con el cuento de evitar el arruinamiento de los pequeños propietarios, cuando lo que se trata es defender los grandes monopolios del “franchise” y de los mayoristas.  Es recién cuando se comenzaron a cerrar las fabricas, allí sí, que los Estados imperialistas han comenzado a soltar medios, allí sí los Estados garantizan la existencia de los monopolios a cualquier costo, allí sí “adiós” a la política de “austeridad”, allí sí al desarrollo desenfrenado del capitalismo monopolista estatal; la política de “austeridad”, impuesta en el mundo por el imperialismo yanqui y en la “Unión Europea” (“UE”) por el imperialismo alemán, es directamente culpable de miles de miles de muertos en los países.

Esos pocos hechos mencionados, demuestra que lo que ha condicionado el manejo de la pandemia por parte de los Estados imperialistas es  en lo fundamental su interés de defender el profit, actuando como el gran capitalista común de la burguesía imperialista de cada nación opresora, guiados por sus intereses políticos y militares en la lucha interimperialista y, en particular, en mantener la súper-explotación de los pueblos oprimidos. Ahora nos llaman a morir como Corderos del dios Capital; para salvarlos, debemos inmolarnos. 

Los imperialistas no pierden el rumbo, siguen en su propia lógica, aprovechándose que la atención de la opinión pública mundial está distraída por el drama de la “Corona-Crisis”: prosiguen la desenfrenada agresión del imperialismo yanqui contra Venezuela en el Caribe, las maniobras navales de Rusia en el Mar Norte y en el Canal de la Mancha, el avance de la “UE” (encabezado por Alemania) de romper las sanciones de de los yanquis contra Irán, las amenazas de Trump contra la OPEC + Rusia para que recorten su producción de petróleo por mencionar solamente algunos “incidentes”, demostrando que nada cambiaría su naturaleza de bestias sangrientas.  Como ha dicho el Presidente Mao, el imperialismo nunca se tornaran en Budas inofensivos.

La pugna dentro de la “UE”, ante la demanda de Italia y España de mutualizar la deuda con los “EURO Bonos”, donde Alemania actúa como el hegemonista y obliga a los imperialistas españoles e italianos a arrodillarse de una forma que antes solamente han podido hacer con países como Grecia, cuadrando a los imperialista franceses al obligarlos a aceptar el paquete  de “ayuda” para el Kurzarbeit (reducción de jornada de carácter coyuntural), forzándolos con ello a comer de la mano de la presidenta de la Comisión de la UE Von de Leyen, demuestra una vez más que la unidad europea bajo el imperialismo es un imposible. Pero el más descarado ejemplo de la falta absoluta de “solidaridad” entre los imperialistas es como la súper-potencia hegemónica única, el imperialismo yanqui, literalmente roba los medios médicos de los otros imperialistas, empleando métodos mafiosos tal como han denunciado los representantes de los imperialistas franceses e italianos, entre otros; los métodos que siempre han aplicado contra las naciones oprimidas.         

Dentro este escenario de crisis económica y política galopante, es claro quien pagará por todos esas barbaridades, como siempre en este sistema putrefacto, será los de más abajo, los obreros, principalmente los “sin papeles”, y las masas populares; ya, docenas de millones han sido arrojados al desempleo en los países imperialistas. Pero el peso mayor recaerá sobre las espaldas de las masas obreras y populares, principalmente campesinas, en los países oprimidos. Solamente en India, en un día 100 millones de obreros perdieron sus ingresos, siendo obligados  a retornar al campo para poder sobrevivir, así tenemos una muestra más como la opresión imperialista no destruye la base semi-feudal sino que la evoluciona. En Chile cuando se comenzó a aplicar la “cuarentena”, cínicamente los grandes mayoristas, capitalistas burocráticos, declararon el alza del precio de pan, en un día, en 20%; ¡semejante crimen!, primero impiden que las masas ganen lo que necesitan para sobrevivir y encima alzan en tremenda forma el precio de la alimentación más básica. En Ecuador los muertos son dejados en las calles de Guayaquil por días, como en la época de la peste, demostrando las putrefacción absoluta del viejo Estado terrateniente-burocrático. En Brasil, en cuanto el fascista Bolsonaro y la derecha de los altos mandos militares, pugnan por la dirección del régimen contrarrevolucionario en curso, las masas están desamparadas frente al flagelo del desempleo, subempleo, recorte de derechos mínimos, más hambre, más miseria, la matanza de pobres por los gendarmes del viejo Estado y la plaga de la COVID-19. En Sudáfrica de nuevo, reviviendo los métodos del Apartheid, las Fuerzas Armadas patrullan los barrios, para que las masas mueran allí sin acceso a instalaciones sanitarias apropiadas, ni siquiera para tiempos “normales”, y ni hablar de atención médica. Así, es necesario de tener presente que el numero real de muertos causados por esta pandemia se esconde, porque la gran mayoría de los muertos, que se encuentran en las naciones oprimidas, no son registrados porque ni siquiera se les hizo  las pruebas respectivas. 

Los parásitos imperialistas, los responsables de la crisis, cínicamente ofrecen “ayuda” a través del dúo diabólico, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, ambos dominados por el imperialismo yanqui. Los pueblos del mundo conoce muy bien que estas instituciones no significa nada más que subyugación, opresión, explotación, hambre y miseria. Los esclavistas asaltan al esclavo, le golpean salvajemente hasta caiga al piso y de allí le ofrece la mano para levantarse a condición que se pongan más fuertes cadenas – así manejan esos miserables.      

La opresión genera resistencia y el desarrollo de esta crisis del sistema imperialista, signo de su mayor hundimiento, que amenaza prolongarse por años, llevará a un inmenso crecimiento de la protesta popular en todo el mundo, la revolución expresará cada vez más su carácter de tendencia histórica  y política principal. Todos los crímenes de los imperialistas y sus lacayos serán castigados con creces por las masas revolucionarias en todo el mundo, las luchas de liberación nacional van a aumentar aún más y grandes explosiones de lucha popular  estremecerán el mundo entero. El proletariado internacional y los pueblos del mundo dirigidos por auténticos Partidos Comunistas marxista-leninista-maoístas van a dar grandes saltos por adelante en acabar con la plaga más siniestro que es el imperialismo.  El coloso con pies de barro será derrumbado.         


¡Contra el imperialismo y los viejos Estados: Combatir y Resistir!

Los comunistas del mundo debemos entender la situación política actual muy bien y asumir  nuestra responsabilidad con iniciativa, energía y audacia,  pugnando inexorablemente para alzar al tope la bandera roja con la hoz y el martillo en las primeras filas de la lucha de las masas, combatiendo y resistiendo, para dirigirlas y canalizarlas al servicio de la revolución proletaria mundial, en la lucha por la revoluciones democráticas y socialistas - según lo que corresponde respectivamente en cada país.  La profundización de la crisis del sistema imperialista genera excelentes condiciones para los comunistas de desenvolver más la política de masas; de profundizar, estrechar y ampliar, sus raíces y lazos con las masas más amplias y profundas, como ya lo están haciendo nuestros camaradas en varios países y eso permite avanzar en la construcción de los tres instrumentos de la revolución, Partido, Ejercito y Frente, concéntricamente. En sí, y no puede ser de otra manera, lo principal es centrar en la construcción del mismo Partido Comunista, sea en proceso de reconstitución, constitución o ya reconstituido, pero aún así merece atención especial la construcción del Frente, el Frente Único de la revolución, sea democrática o socialista, dirigida por el proletariado. El Frente tiene que plasmarse según el momento de desarrollo de la revolución en cada país, como frente de clases que corresponde a la tarea central y más alta de la revolución, la lucha armada revolucionaria, eso es guerra popular, para conquistar y defender el Poder para el proletariado y pueblo, partiendo que la revolución en cada país es diferente según las condiciones particulares y que no es lo mismo el Frente en un país con el Frente a nivel mundial. Lo que nos debe hacer pensar en: ¡unir, diferenciarse y dirigir! Un bueno manejo de la  política de Frente, permitirá a los comunistas en todos los países de tomar pasos gigantescos en avanzar sus posiciones y unir bajo su dirección, según sus condiciones particulares y el momento actual del proceso revolucionario en los países respectivos, a masas amplias que en su propia carne vive ese plaga que es el imperialismo. Nuestro problema es diferenciarnos, no confundirnos; solo diferenciándonos nítidamente podemos manejar esa polarización de clases que ya está desenvolviéndose y será más grande, Si no nos diferenciamos, entonces nos mezclamos y desarrollaríamos ese vulgar “frentismo”, esas mescolanzas que sirven a fines contrarios a los que deberían servir; además porque el Partido, tiene que persistir y hacer todo lo necesario para ser el centro único y reconocido para que la revolución realmente pueda desenvolverse según lo que ha fijado el marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente el maoísmo.

En momentos de gran agudización de la lucha de clases, hay que desenvolverla como prolongada y llevarla adelante por períodos. Tener presente, que no se puede desarrollar todo a igual nivel, hay desarrollo desigual, es una ley, el desarrollo es desigual y siempre lo será.  Es obligatorio que los comunistas den claras y concisas consignas para orientar la lucha de las masas, compaginadas con acciones contundentes que repercute en las mentes, en este caso eso es para romper la“Tregua Política”, la “unidad nacional”, que pretender imponer los gobiernos, bajo el pretexto de “combatir el Corona-Virus”, para aplastar la lucha revolucionaria y popular. Los comunistas deben desenmascarar las medidas corporativas y dinamitar las ilusiones en los viejos Estados, sino caerán en la trampa de servir a la mayor  reaccionarización de los estados, centrando la agitación y propaganda en plantear el hecho que la única salida del  círculo de hierro de la explotación es la revolución bajo la dirección del proletariado dirigido por su Partido Comunista.  La lucha reivindicativa es necesaria y hay que desarrollarla en función de la lucha por el Poder para el proletariado y pueblo,  hay que ver que la lucha política es principal y la lucha económica  del proletariado y de los trabajadores en general es base; el problema de salario, jornada, condiciones de trabajo y derechos como el de sindicato, huelga, de reunión, de asociación, de expresión, de opinión y movimiento etc., son problemas de vital importancia que no podríamos soslayar, pues si los soslayáramos no podemos desarrollar el trabajo de masas para la revolución; hay que enarbolarla, impulsando paros y huelgas,  manejando bien su interrelación según las circunstancias concretas de la lucha. 

Frente la pandemia los comunistas no pueden abandonar a las masas ante el chantaje y amenazas del “aislamiento social impositivo” de las autoridades reaccionarias y las migajas que les ofrecen como buenos samaritanos (“medidas sociales”). Deben encabezar la organización de la defensa de la salud del pueblo creando organismos de frente, guiados por una línea de clase, como organismos políticos de las masas para luchar por las necesidades básicas de protección contra la contaminación y para garantizar por todos los medios los suministros de alimentos y personal sanitario, medicinas, instrumental y equipos de atención de emergencias, saneamientos de los focos de propagación de infecciones; cancelar los pagos de servicios de agua, electricidad y del transportes de masas. Rechazando que sea los organismos del viejo Estado y las ONGs imperialistas las que se encarguen de llevar “la ayuda”, exigiendo que sean las organizaciones del pueblo quienes asuman su administración y distribución para aplastar el uso contrarrevolucionario y manipulador de lo que esta obligado el viejo Estado por su propio ordenamiento interno y las leyes de la guerra.


Tener presente, que  los viejos Estados ante la crisis más profunda descargan el peso de la misma en las espaldas de las masas, la explotación y la opresión  se remachan con mayor recorte de derechos, libertados y beneficios ganados con sangre de las masas. Para aplicarlo la reacción necesita dar sus “medidas sociales” o “reformas” y éstas solo le pueden dar frutos a la reacción si nosotros nos dejamos arrebatar las banderas de la lucha; nosotros los comunistas estamos avanzando y no nos las vamos a dejar arrebatar, menos las vamos a deponer, tenemos que golpearlas para hacerlas fracasar, para quitarle piso a la acción contrarrevolucionaria. Las masas saben dónde están sus intereses, confianza en la masa, confianza en el pueblo, recordar siempre: “el pueblo y solo el pueblo es la fuerza motriz de la historia”.

 La situación actual en el mundo, desde el lado del pueblo está  condensada en: LA  EXPLOSIVIDAD DE LAS MASAS SE INTENSIFICA EN TODO EL MUNDO Y SE DESENVOLVERÁ MÁS PODEROSAMENTE. La obligación nuestra es tener clara esta situación explosiva y utilizarla como corresponde a los propios intereses del proletariado y del pueblo, en función de iniciar y desarrollar la guerra  popular. Hay que saber pelear, hay que aplicar los principios de la guerra, pues, hay que aplicar lo que dice el Presidente Mao para todo tipo de luchas en general: luchar con razón, ventaja y límite.

Mientras los imperialistas, reaccionarios y revisionistas en todo el mundo con descarado cinismo tratan de usar la agudización del crisis imperialista para avanzar sus propios intereses particulares, atacando al proletariado internacional y los pueblos del mundo, sacando sus garras de hierro para robar, matar y apoderarse  de la mayor  parte del botín, que son las naciones oprimidas, el proletariado y los pueblos deben hacer todo el contrario. Los comunistas deben plantear una sola respuesta, una repuesta única del proletariado internacional, debemos enarbolar el internacionalismo proletario, en la teoría y en la práctica, y pugnar por la unidad del Movimiento Comunista Internacional (MCI), en base del marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente el maoísmo, la lucha contra el revisionismo y en servir la revolución proletaria mundial, empuñando la guerra popular, desarrollando las ya iniciadas, como las de Peru, India, Filipiunas y Turquía, preparando y, principalmente, los más pronto posible iniciar las nuevas en todos los países.

Hoy los comunistas estamos avanzando en la unidad del MCI avanzando decididamente a la realización de la Conferencia Internacional Maoísta Unificada y dar partida de nacimiento a la nueva organización internacional del proletariado.

Es momento para la unidad, basta de escisionismo, sabotaje, trafico y lucha sucia. Los que están por el maoísmo y la guerra popular y que han cometido errores graves de principio deben asumir autocrítica, rompiendo no solamente con esos métodos, sino principalmente con su fondo, las convergencias con los planteamientos de Avakian y Prachanda, entendido bien que ninguno de estas dos ratas han dado aporte alguno al marxismo sino simplemente son revisionistas  y siempre lo han sido.  En el MCI un creciente numero de Partidos y Organizaciones claman por la reconstitución de la gloriosa Internacional Comunista guiados por el maoísmo, algunos todavía vacilan y unos pocos tienen otro criterio pero eso no quitan que ese camino largo ya se ha emprendido y no hay vuelta atrás, con el tiempo y particularmente con más guerra popular se va forjando la unidad de los comunistas del mundo en base de los principios.  

Es tiempo para acción. Debemos redoblar nuestras actividades, impulsando la rebelión de las masas y bregar para transformar la lucha espontanea en lucha consciente bajo dirección del proletariado. Ahora no es momento de llorar sobre nuestra fallas y limitaciones sino en medio de la lucha debemos elevarnos a las necesidades del momento. Es por esto que debíamos prepararnos, ahora no queda otra que lanzarnos a la lucha, quien ese momento duda o vacila pierde la confianza de las masas. Este Primero de Mayo será una gran manifestación del vigor del comunismo, nuestras flameantes banderas rojas con la hoz y el martillo son el símbolo de esperanza, del futuro luminoso del comunismo, que ondean proclamando la guerra al mundo de opresión y explotación, al viejo orden. 

Y para remachar, este 1º de mayo celebramos también un muy importante aniversario: Es el 130º Aniversario de la Primera Demostración del 1º de Mayo. Esta primera demostración fue implementada y guiada por el gran camarada Federico Engels, cuyo 200º aniversario de su nacimiento estamos celebrando este año.¡Adelante camaradas!


¡VIVA EL 1º DE MAYO DÍA INTERNACIONAL DEL PROLETARIADO!

¡UNIRSE BAJO EL MAOÍSMO!

¡HABIENDO PARTIDO, HABIENDO MASAS, TODOS LOS MILAGROS SE HARÁN!

¡PROLETARIOS Y PUEBLOS DEL MUNDO; UNÁMONOS PARA BARRER LA PLAGA DEL IMPERIALISMO DE LA FAZ DE LA TIERRA CON GUERRA POPULAR!



Partido Comunista de Brasil (Facción Roja)
Partido Comunista del Ecuador - Sol Rojo
Movimiento Popular del Perú (Comité de Reorganización)
Partido Comunista de Chile Facción Roja
Comités para la fundación del Partido Comunista (maoísta) en Austria
Sirviendo al pueblo - Liga Comunista de Noruega
Núcleo revolucionario para la reconstitución del Partido Comunista de México.
Comité de Bandera Roja, RFA
Partido Comunista Maoísta, Estado francés (* El PCM no está de acuerdo con la calificación de Alemania como potencia imperialista hegemónica en la UE)
Comité de Construcción del Partido Comunista Maoísta de Galicia
Comité para la reconstitución del Partido Comunista de Gran Bretaña.
Colectivo Bandera Roja (Finlandia)
Comité para el restablecimiento del Partido Comunista de los Estados Unidos
Revolución socialista, Dinamarca





Notas:

(1) El término "Kurzarbeit" en alemán se utiliza para describir un sistema particular que implica que el Estado paga un porcentaje (en promedio 60%) del salario del trabajador y el "empleador" nada, pero el trabajador es todavía no se considera "desempleado". Cuando el "empleador" considera que necesita recuperar al trabajador, puede ser reincorporado inmediatamente a su lugar de trabajo. De los 540 mil millones de euros del FRG, 100 mil millones están destinados a medidas de este tipo.