Una vez más el régimen fascista de Alianza País arremete contra las masas del país emitiendo una serie de impuestos que escudándose en “la preservación del ambiente”, compromete cada vez más los niveles de pauperización de los sectores más deprimidos del país arrastrando en esa vorágine a la pequeña y mediana burguesía.
Utilizando como “caballo de Troya”, el discurso ecologista de “mitigar el impacto ambiental” y bajo la premisa de que sean “los que más tienen los que más pagan” ha asestado un golpe a la economía popular formulando una serie de impuestos que han generado el descontento de las masas. Este estado de ánimo de nuestro pueblo prontamente ha sido aprovechado por los sectores de la burguesía compradora y el revisionismo para arrastrar a éstas por el vericueto de las contradicciones interburguesas pretendiendo desnaturalizar la justa lucha contra el régimen fascista, hambreador y explotador.
Desde luego que quienes más consuman energía eléctrica, combustibles, adquieran o posean vehículos de alto cilindraje, etc., van a ser quienes más paguen, sin embargo no serán los únicos que lo hagan, pues quienes tengan niveles de consumo más bajos, también tienen que hacerlo así no sea en las mismas proporciones como aparentemente debería hacerlo la gran burguesía.
Entonces solapados como cobardes en un supuesto golpe a los grandes burgueses (Correa utiliza el adjetivo de pelucones para referirse a la burguesía compradora), arremete contra las masas que serán quienes aporten en mayor cantidad al requerimiento del estado por suplir su propuesta populista, restauradora y burocrática que demanda de 400 millones de dólares adicionales a las arcas fiscales que terminarán fortaleciendo el acelerado proceso de acumulación de la burguesía burocrática y la reforma estatal.
Regímenes anteriores tomaron el camino de eliminar los subsidios a los combustibles (la burguesía compradora ahora clama que se lo haga, a la final nada le importa el impacto que esto también tiene sobre la economía popular) pero el costo político para los gobiernos fueron determinantes. Correa no se quiere tomar el riesgo, mucho menos después de la Consulta Popular que con toda seguridad le dejó “un sabor amargo”, prefiere tomar la “tangente” imprimiendo nuevos tributos mimetizándolos o utilizando ridículos eufemismos como aquello de “impuesto verde”
La propuesta de imponer un impuesto verde a los vehículos es por demás ridículo y mentirosa. Según Marx Carrasco, el 98% de los ecuatorianos pagará 50 dólares promedio al momento de matricular el automotor y el 2% que tienen autos de lujo pagarán 5.200 dólares. No pagan impuestos los vehículos híbridos, eléctricos, de uso estatal y transporte público.
Veamos: si en el Ecuador circulan aproximadamente 1´150.000 vehículos, el 98% resultan ser 1´127.000 vehículos cuyos dueños deben “aportar” 56´350.000 dólares al fisco. La variante está en que ese 2% de dueños de vehículos lujosos cuyos costos están en (+-) 70.000 dólares están en capacidad de pagar el impuesto aún a regañadientes, por último ellos (el 2%) resultan ser los detentores de los medios de producción e incorporarán todos estos impuestos a sus productos y servicios trasladando el agregado al consumidor, es decir a las masas. En un estado de clases donde se ejercita la dictadura de la gran burguesía y grandes terratenientes bajo ninguna figura ésta estructura de poder va a perjudicar sus intereses. Quienes sí pierden y cargan a cuestas la crisis siempre son las masas. Es la condición del estado y del Poder.
Y se sigue beneficiando a la gran burguesía descargando sobre el bolsillo y hombros de las masas la crisis del imperialismo, capitalismo burocrático y el proceso restaurador del viejo estado. El híbrido (vehículo libre del impuesto) más barato que existe en el mercado nacional está en el orden de los 30.000 dólares (auto) y un vehículo de trabajo (camioneta) en los 70.000 dólares, cantidades inaccesibles para las masas, entonces quienes se benefician de estas medidas es la gran burguesía y está más claro aún a quienes perjudican.
Pero el tema no queda ahí. Se supone que los vehículos que están exentos de estos impuestos son los del “estado” y el transporte público. Entonces nosotros preguntamos ¿acaso el transporte público no es transporte privado? ¿Acaso atrás de las grandes cooperativas de servicio urbano, nacional, de taxis, de carga, etc., no están portentosos burgueses y la mayoría de ellos ligadas a autoridades: consejeros municipales, militares y policías, tanto en servicio activo como pasivo, etc., etc.? Y son precisamente los mal llamados transportistas públicos quienes más contaminan el ambiente, quienes más especulan, quienes más infringen muertes en las vías producto de la irresponsabilidad y su voracidad de enriquecimiento.
En el caso de los cigarrillos, el incremento sería de 0,02 dólares (dos centavos), con lo que el gravamen sube de 0,06 a 0,08 dólares. Por la cajetilla de 20 cigarrillos el consumidor deberá pagar 0,40 dólares adicionales. En bebidas alcohólicas se espera que en tres años el impuesto sea de 6 dólares por litro. El régimen también prevé gravar a las botellas de plástico con 2 centavos de dólar, y en el caso de las fundas plásticas ya están reconsiderando la medida, sin embargo el efecto especulatorio ya se apoderó del mercado transfiriendo obviamente el efecto al consumidor final.
De igual manera plantea establecer tributos para la tenencia de la tierra, los mismos que deberán ser pagados vía reforestación y otros. Con esta figura trata estúpidamente de darle el contenido ecológico a sus desafueros burguesas y les otorga a los grandes terratenientes el argumento “verde” para justificar la detención de grandes predios siempre y cuando estén comprometidos con la reforestación y/o la producción.
El régimen en su desesperado intento por reestructurar el viejo estado y dinamizar la economía sigue sosteniendo a través de Correa aquello de la “ventaja comparativa” además de profundizar con la reprimarización la economía y para esto ha abierto todas las puertas de las ramas encargadas de la producción de materias primas, productos básicos y bienes intermedios, sobre todo aquellas que compromete la explotación minera e hidrocarburífera para entregarle a China la exclusividad de su prospección, explotación y comercialización en condiciones de ventaja absoluta al nuevo capital imperialista y creando o profundizando la condición de semi colonia de nuestro país. En este caso al régimen le importa un comino el ambiente, la contaminación, etc., utilizando la alta carga impositiva a las masas para recrear las condiciones del estado de acuerdo al nuevo orden que impone la penetración del imperialismo chino en el país, sin desestimar el hecho de que este régimen ha incrementado la burocracia en un 88%. El aspecto clientelar, rasgo de la semi feudalidad también es evidente.
Urge desencadenar la protesta popular y mejorar las condiciones políticas al interior de las masas para desatar la Guerra Popular. Es decir si bien es cierto hay que potenciar las luchas reivindicativas de las masas debemos establecer los mecanismos de que estas se inscriban en el marco de las luchas políticas de tal manera que sean útiles al proletariado y sus aliados en la brega por desarrollar el camino democrático, el de la Guerra Popular y la Nueva Democracia.
¡A COMBATIR AL REGIMEN BUROCRÁTICO DE ALIANZA PAÍS!
¡A COMBATIR AL VIEJO ESTADO!
¡A POTENCIAR POLITICAMENTE LA CRECIENTE PROTESTA POPULAR!
¡A PREPARAR LA GUERRA POPULAR!